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miércoles, 2 de abril de 2014

Fracturas toracolumbares

INTRODUCCIÓN 
La presencia de placas de crecimientos vertebrales da lugar a fracturas específicas y diferencias terapéuticas y pronósticas marcadas con las fracturas del adulto. Las fracturas toraco-lumbares en niños respecto a las del adulto son más infrecuentes, requieren mayores fuerzas para su producción, suelen localizarse a nivel torácico alto en lugar de toracolumbar, tienen menor morbilidad y, generalmente, se consigue la estabilidad vertebral con tratamiento conservador. 
La columna vertebral infantil tiene una serie de características biológicas y físicas que le permiten neutralizar más fácilmente un traumatismo. La mayor proporción de cartílago, la mayor altura de los discos intervertebrales y la elasticidad de los ligamentos proporcionan mayor movilidad y contribuye a la infrecuencia de estas lesiones en niños, que sólo representan el 2-5% de los fracturados vertebrales. En recién nacidos las fracturas habitualmente se localizan a nivel cervico-torácico, en los niños más pequeños en columna cervical, en columna torácica hasta los ocho o nueve años de edad y al aumentar la edad tiende a igualarse la incidencia de fracturas en columna cervical, torácica y lumbar. 
La incidencia de lesión medular asociada a fractura es muy baja, menos del 1% de parapléjicos traumáticos se produjeron la lesión en la infancia. La etiología más frecuente en los niños más pequeños son accidentes de tráfico, precipitaciones y lesiones obstétricas. También debe tenerse siempre en cuenta la posibilidad de maltrato infantil. En los mayores de ocho o nueve años aumenta la incidencia de traumatismos originados por deporte y accidentes de tráfico. Un mecanismo de producción característico de la infancia es el cinturón de seguridad del asiento trasero, en colisiones de vehículos a alta velocidad. También se han descrito fracturas por compresión en el 70% de los tétanos infantiles

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