Corresponde a los primeros días, con la respuesta orgánica masiva del
paciente frente al daño y los tratamientos a los que ha sido sometido.
La respuesta emocional es serena, de colaboración y aparente indiferencia.
De acuerdo a los antecedentes, debe esperarse en los adictos al alcohol y/
o drogas, estados deliriosos y agitados frente a la deprivación, con frecuencia
muy difíciles de manejar.
Ya fuera de peligro, el individuo comienza a despertar, percibiendo su estado
real de daño y su situación de dependencia en relación a la rutina hospitalaria.
La respuesta dependerá de su modo habitual de ser y de los trastornos
emocionales de inadaptación transitoria, como angustia, depresión o ira.
La conducta consecuente de los pacientes abarcará todo el espectro, y el
médico debe aprender a diagnosticar y manejar aquella que se presente.
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