Se trata de un tipo de fractura comparable
topográficamente a la supracondílea
que acabamos de describir pero que se produce
a nivel del cartílago de crecimiento
del húmero distal y en la que queda separada
la epífisis de la metáfisis humeral distal.
Esta fractura fisaria suele ser del tipo I y es
típico en niños pequeños (hasta 4 años),
sobre todo recién nacidos. En esta edad, la
epífisis distal humeral es casi completamente
cartilaginosa por lo que si no se sospecha,
es una lesión que puede confundirse
con otras como, sobre todo, la luxación de codo, que por otro lado es excepcional a
esas edades, o fracturas condilares.
El diagnóstico diferencial en radiología
con la luxación de codo no suele ser difícil
ya que en la mayoría de los desprendimientos
epifisarios el desplazamiento de los huesos
del antebrazo es medial, mientras que en
la luxación suele ser lateral.
De todos
modos, si hay duda en el diagnóstico puede
realizarse una artrografía que probablemente
nos sacará de dudas al detectarse contraste
en la línea de fractura. Es una lesión cuyo
mecanismo es similar al de las fracturas
supracondíleas por extensión. Es una fractura
que necesita un traumatismo de elevada
energía para que se produzca lo cual es
raro antes de los 4 años. Por ello es obligatorio
valorar en estos casos la posibilidad de
que exista un problema de malos tratos.
El tratamiento consiste en reducción
cerrada e inmovilización con yeso con el
codo en flexión durante unas 4 semanas. En
los casos de gran desplazamiento o inestabilidad
post-reducción se puede realizar la
fijación con agujas de Kirschner que, como
en las fracturas supracondíleas se puede
hacer con dos agujas insertadas lateralmente
o cruzadas. La necesidad de reducción
abierta es excepcional y queda reservada
para los raros casos de imposibilidad de
reducción cerrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario