En primer lugar conocemos el nivel de la
lesión vascular (donde está la fractura), en
segundo con frecuencia se reinstaura una
perfusión sanguínea adecuada tras la reducción
y, en tercer lugar, la arteriografía puede
realizarse si es necesario intraoperatoriamente usando el amplificador de imágenes
que también se necesita para la reducción
de la fractura.
El uso de tracción como método de
estabilización hasta la consolidación de la
fractura está prácticamente abandonado. Sin
embargo, en casos de gran inflamación a
nivel del codo -sobre todo cuando el niño
llega tarde al servicio de urgencias- la tracción
puede ser de gran utilidad para poder
esperar unos días hasta que dicha inflamación
baja y se puede entonces hacer la fijación
con agujas, tiempo en el que además
probablemente se habrá conseguido reducir
al menos parcialmente la fractura. Esta tracción
en nuestro medio se realiza aplicando
un tornillo en el cúbito justamente distal al
olécranon que a su vez atraviesa una pequeña
placa de osteosíntesis en cuyos extremos
salen las cuerdas de tracción. Este sistema, al
contrario que la tracción con una aguja
transversal en olécranon, es de gran utilidad
para evitar forzar el foco de fractura con los
movimientos de rotación del niño y, por
otro lado, evita posibles daños al nervio
cubital. Por supuesto, antes y después de
colocar la tracción, la valoración vasculonerviosa
es también de máxima importancia.
Nosotros nunca utilizamos tracción
cutánea por considerarla poco eficaz y peligrosa
(puede producir o aumentar la isquemia
a veces ya presente).
Para el tratamiento de las raras fracturas
en flexión se puede usar el esquema de clasificación
que hemos utilizado para las fracturas
por extensión (Fig. 21).
Las complicaciones más frecuentes de
las fracturas supracondíleas consisten en
lesión neurológica (3-8%), lesión vascular
(2%), cúbito varo (2-33%, según el tratamiento)
y retracción isquémica de
Volkmann en menos del 1% de los casos.
Otros autores encuentran un porcentaje
aún mayor de lesiones neurológicas en las
fracturas supracondíleas llegando hasta el
15-20%.
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