Tratamiento.
Contempla cuatro fases:
a) control del ataque agudo;
b) pro-
filaxis de crisis agudas;
c) terapia antiuricémica;
d) control de las asociaciones
clínicas de la gota.
Control del ataque agudo. Debe ser lo más precoz posible. Se administra un
anti-inflamatorio no esteroidal en altas dosis. Los preparados inyectables son
muy adecuados: fenilbutazona - diclofenaco, y otros. La aspirina está contra
indicada, pues suele aumentar la hiperuricemia y por lo tanto el dolor del pa-
ciente.
Profilaxis de nuevas crisis. Se recomienda colchicina 1 tableta 2 veces al
día.
La colchicina no debe usarse en la etapa aguda, salvo en un paciente sin
diagnóstico previo en que se sospecha gota. Sirve como prueba terapéutica
diagnóstica.
Se administra 1 tableta cada 1 hora hasta que desaparezca el dolor o aparez-
can vomitos o diarrea.
Terapia anti-uricémica. Se puede actuar a dos niveles:
Disminuir la producción de ácido úrico, si el paciente es sobreproductor.
- Aumentar la excresión de ácido úrico, si hay un defecto en su eliminación.
El halopurinol disminuye la formación de ácido úrico: se administra en dosis
únicas de 300mg, según el caso, en forma diaria, dia por medio o cada 3 días. No
debe administrarse en la etapa aguda, porque puede agravar la artritis.
Estados clínicos asociados. Evitar las transgresiones alcohólicas y excesos
alimentarios de carnes rojas e interiores. Control del sobrepeso. La hiperuricemia
sin evidencia de gota o litiasis renal, 110 debe ser tratada. Se presenta en un 15%
de la población normal.
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