Dentro de las complicaciones derivadas
de las fracturas de Monteggia destacaremos:
limitación de movilidad sobre todo en
prono-supinación, luxación recidivante y
lesión neurológica (sobre todo neuroapraxia
del nervio interóseo posterior en lesiones
tipo III) generalmente recuperable de
modo espontáneo.
Lesión de Monteggia inveterada.
Cuando estas lesiones, sobre todo la luxación
del radio, han pasado inadvertidas o
han sido inadecuadamente tratadas dan
lugar a problemas difíciles de tratar. Si la
fractura de Monteggia ha sido relativamente
reciente (máximo 2 años de la lesión) es
razonable intentar reponer anatómicamente
el esqueleto del antebrazo siguiendo
básicamente los mismos principios que en
la fase aguda: corregir la angulación cubital
y reducir la luxación radial.Obviamente, en
las lesiones inveteradas, ambas cosas se conseguirán
mediante cirugía abierta: refractura/
corrección/osteosíntesis en el cúbito y
reducción abierta con reconstrucción del
ligamento anular en la luxación radial.
En la
técnica de Bell-Tawse esto último se realiza
utilizando una tira de tendón tricipital.
Hay que intentar estabilizar la cabeza radial
con la reconstrucción del ligamento anular
y la postura de inmovilización sin otras ayudas como las agujas transcondíleas que,
entre otras cosas, presentan alto riesgo de
rotura intraarticular. Los casos inveterados
que llevan más años de evolución son muy
controvertidos en su tratamiento ya que la
cirugía mencionada tiene muchas probabilidades,
no sólo de fracasar sino también de
producir rigideces y otro tipo de complicaciones
(lesiones nerviosas, por ejemplo).
Por eso consideramos razonable la actitud
de abstención hasta que la luxación radial
produzca sintomatología -dolor, generalmente
en la edad adulta- que nos obligue a
realizar, por ejemplo, una resección de la
cabeza del radio.
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