Todo paciente con sospecha de lesión
traumática de la columna vertebral debe ser
inmovilizado inmediatamente y de forma
adecuada, hasta que sea descartada lesión ósea o medular. Será girado o levantado
suavemente, sin que se produzca inclinación
o rotación de la columna vertebral y
colocado en decúbito supino.
Todo ello
ayuda a prevenir la lesión medular o el
agravamiento de lesiones incompletas.
La colocación y el traslado de niños
pequeños en camillas estándar puede ser
peligroso, pues el gran tamaño de la cabeza
en comparación con el resto del cuerpo
hace que el cuello sea forzado en flexión.
La posición neutral de la cabeza y el cuello
se consigue modificando la camilla con un
hueco en el occipital para bajar la cabeza o
elevando el tórax con un doble colchón
(Fig. 6).
El tratamiento de la fase aguda de la
lesión medular traumática en niños comienza
con técnicas agresivas de resucitación y
medidas de estabilización respiratoria y cardiovascular,
previniendo o tratando el estado
de shock. Inicialmente es obligatorio el
restablecimiento de la presión sanguínea, la
monitorización de la función cardiovascular,
diuresis y temperatura corporal, colocar
sonda vesical y sonda nasográstrica en caso
de íleo intestinal. Desde el primer momento
se debe proteger cuidadosamente la piel
y realizar cambios posturales.
La necesidad de ventilación mecánica es
frecuente en niños por la mayor incidencia
de lesiones medulares en la región cervical
alta. La intubación traqueal debe ser hecha
con la cabeza y el cuello en posición neutra,
con el menor movimiento y trauma
posible, evitando la tracción cervical que
puede causar mayor daño medular si la
fractura vertebral es inestable.
Trabajos recientes en adultos demuestran
la eficacia de los esteroides (metilprednisolona
a dosis altas) en la recuperación de
la función neurológica en las lesiones
medulares incompletas administrados dentro
de las primeras 8 horas. El protocolo
utilizado es el NASCIS II: dosis inicial de
30 mg/kg, seguido de 5,4 mg/kg/hr
durante 23 horas. En niños no se ha demostrado
su eficacia, pero se recomienda su utilización
bajo la supervisión del intensivista
pediátrico.
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