• Deformidad de la columna vertebral: más
del 90% de los niños que sufren una
lesión medular antes del brote de crecimiento
de la adolescencia desarrollan
deformidad de la columna vertebral.
Dependiendo de: la edad (en neonatos
se asocia en el 100% de los casos, antes
de los diez años es prácticamente constante,
y por encima de los diez años normalmente
se producen curvas moderadas;
el grado de daño medular (las lesiones
completas desarrollan escoliosis más
grave; el nivel de lesión (por debajo de
D12 el riesgo es menor); la afectación
de las extremidades y la oblicuidad pélvica;
la realización de laminectomía
(causa de cifosis) o de cirugías previas, y
calidad de los cuidados fisioterápicos.
Las deformidades encontradas son lordosis,
cifosis y escoliosis.
La mayoría de las
veces las deformidades son mixtas, y todas
ellas tienden a empeorar con el crecimiento.
La hiperlordosis lumbar, aislada o asociada
a escoliosis, es la deformidad más característica
de una curva paralítica. Los pacientes
que desarrollan escoliosis presentan curvas
únicas y largas.
El uso de corsé está recomendado para
prevenir la progresión de la curva, sin
embargo, es poco útil y la progresión natural
no se ve alterada.
Las indicaciones quirúrgicas
serían la deformidad progresiva no
controlada por el tratamiento ortopédico
con corsé durante el período de crecimiento,
deformidad mayor de 40° cuando el crecimiento
ha terminado, la pérdida del equilibrio
en sedentación y el desarrollo de
oblicuidad pélvica.
La fusión vertebral, incluyendo sacro, es
la mejor forma de control de la deformidad
vertebral y pélvica. Cuando la oblicuidad
pélvica y la curva dorsolumbar o lumbar
son importantes es necesaria la combinación
de fusión anterior y posterior, que
permite reducir la oblicuidad pélvica y la
tasa de pseudoartrosis.
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