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martes, 18 de noviembre de 2014

Antibioterapia

Debe ser sistemática, intravenosa e iniciarse precozmente mientras se completan el resto de los estudios radiológicos y analíticos. La antibioterapia debe considerarse una medida terapeútica, no profiláctica. Los gérmenes más frecuentemente encontrados en las fracturas abiertas, tanto a la llegada al hospital como cuando se presenta una infección, son los Gram positivos en el 70% de los casos, especialmente Staphylococcus aureus. Los Gram negativos representan el 30% encontrándose fundamentalmente Pseudomonas, E. Coli y Klebsiela. La pauta más comúnmente utilizada incluye una cefalosporina. Preferimos una cefalosporina de primera generación por su buen comportamiento frente a los Gram positivos (Cefazolina 75mg/Kg/ día) a la que se asocia un aminoglucósido (5mg/Kg/día). Recientes estudios avalan que la dosis única diaria de Gentamicina es tan eficaz como las dosis divididas y presenta menor toxicidad. El periodo mínimo de tratamiento se estima entre 48-72 horas si bien debe mantenerse siempre que se realicen procedimientos quirúrgicos sobre la herida. Algunos autores utilizan la cefalosporina aislada, añadiendo el aminoglucósido solo en caso de gran afectación de partes blandas (Tipo II y III de Gustilo). En aquellos casos en que exista gran contaminación por tierra o, la fractura se produzca en un contexto agrícola o ganadero, existe un riesgo más elevado de infección por anaerobios y se añadirá penicilina a dosis elevadas (10-20 millones de unidades día). La utilidad de la toma de cultivo antes y después del desbridamiento de la herida no está del todo determinada. Patzakis y Peletier encuentran una relación clara entre los gérmenes hallados en dichos cultivos y los aparecidos en casos de infección. No obstante, Chapman y más recientemente Lee no encuentran utilidad en la realización de tales cultivos.

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