Tórax. Sospechar lesión de cualquier viscera intratorácica. Deben palparse
clavículas, costillas, esternón y escápulas. Observación de la movilidad de parri-
lla costal y presencia de crépitos subcutáneos. Percusión de tórax y auscultación
cardiorrespiratoria (Figura 5-12).
Abdomen. Sospechar lesión de cualquier viscera intrabdominal. Consignar
zonas de impacto, movilidad de la pared abdominal, percusión y palpación
buscando sensibilidad dolorosa e irritación peritoneal. Observar aspecto de la
orina. Clínicamente las complicaciones se presentan como un síndrome de
hemoperitoneo (ruptura hígado, bazo); síndrome de irritación peritoneal (ruptura
viscera hueca, vejiga); síndrome de hematoma retroperitoneal (ruptura renal).
(Figuras 5-13. 5-14). Siempre se deben consignar los pulsos femorales.
Cuando en una radiografía de abdomen simple o columna aparecen fracturas
de las dos últimas costillas y/o de apófisis transversas lumbares, se debe sospe-
char un traumatismo abdominal complicado.
Pelvis. En lesiones pelvianas por accidentes de alta energía, la complicación
uretrovesical es frecuente.
Verificar zonas de impacto, equimosis pudendas y
dolor localizado de huesos ilíacos y sus sínfisis. Dolor a la compresión bimanual
de la pelvis. Descartar uretrorragia. Si orina espontáneamente observar hematu-
ria. Tacto rectal sistemático, determinando altura de la próstata.
Complicaciones (Figura 5-15, 5-16, 5-17).
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