La localización anatómica de las fracturas
no tiene ninguna especificidad en los niños.
Es conveniente atenerse a la división anatómica
de fracturas diafisarias, metafisarias,
fisarias, epifisarias y articulares, así como a
las denominaciones descriptivas propias de
cada hueso o región (supracondílea, maleolar,
subcapital, etc.).
Las descripciones de los tipos de fractura
basándose en las imágenes radiográficas
tampoco son aquí muy diferentes de lo que
conocemos en el adulto.Añadiremos únicamente
a los tipos transversal, longitudinal,
oblicua, espiroidea, enclavada y conminuta
los específicos de la infancia, como son la
fractura-incurvación, la fractura en tallo verde
y la fractura en rodete.
Existen fracturas incompletas, completas
y polifragmentarias con trazo de fractura
complejo. Las relaciones interfragmentarias
ofrecen el clásico panorama de las posibles
desviaciones laterales, angulares, rotacionales
y longitudinales, con acortamiento o
alargamiento, así como la frecuente combinación
entre ellas. En relación con el
ambiente externo existen fracturas cerradas y abiertas, con todas sus características y grados,
lo que es de capital importancia para el
diagnóstico y para la elección del tratamiento.
Las lesiones fisarias son específicas de la
infancia y responsables de una gran parte de
las secuelas. No es infrecuente que en las
lesiones fisarias se destruya la capa fértil cartilaginosa
y que se produzcan además lesiones
epifisarias y articulares. Las deformidades,
las dismetrías y las incongruencias articulares
con grave pérdida funcional son las
consecuencias clínicas de estas lesiones o de
su incorrecto tratamiento.
Retardos de consolidación y pseudoartrosis
rara vez ocurren en los niños. En
series publicadas de más de 2.000 fracturas
infantiles, no había un solo caso de pseudoartrosis.
Probablemente las únicas excepciones
ocurren en casos de fracturas abiertas en
niños mayores que se infectan. Refracturas
son raras, aunque en fracturas mal alineadas
del antebrazo pueden ocurrir tras iniciar la
movilización.
La miositis osificante y la rigidez de las
articulaciones secundarias a las fracturas,
son sumamente raras, excepto en niños con
traumatismos craneoencefálicos.
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