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lunes, 2 de septiembre de 2013

TRATAMIENTO - I

Consideraciones generales 
Para elegir el método de tratamiento más adecuado han de tenerse en cuenta una serie de factores, como el tipo de fractura, la existencia de otras lesiones, la edad del paciente, su personalidad, así como sus circunstancias sociales y ambientales. 
En muchos casos, la deformidad por la fractura es poco significativa y se puede corregir rápida y fácilmente. En otros casos, especialmente en los pacientes muy jóvenes, la corrección, encomendada únicamente a la remodelación propia de los huesos en crecimiento, puede ser muy lenta o incluso no completarse.
Si la consolidación tiene lugar con rapidez y de forma fiable, pronto se restablece la función del segmento afecto, especialmente en aquellas fracturas firmemente fijadas, bien sea por su propia estabilidad, por el ferulaje de los tejidos blandos circundantes o bien estabilizadas por procedimientos quirúrgicos. Si el daño causado al hueso y a los tejidos vecinos circundantes es muy grande, la consolidación y la recuperación funcional pueden ser difíciles de conseguir.
En los niños es muy frecuente utilizar el término de reducción aceptable de la deformidad, pero hemos de saber que este término está en estrecha dependencia con la edad del niño, el sexo, el hueso afecto, con la posición y el tipo de fractura, con su posible efecto sobre el crecimiento y su posible relación con el movimiento de las articulaciones vecinas. Una deformidad es inaceptable cuando: 
1. Resulta molesta para el propio paciente. 
2. Interfiere persistentemente alguna función de carga o la capacidad de movimiento articular de la extremidad, que puede alcanzar intensidad variable y tener por tanto diferente gravedad.
3. Impone una sobrecarga en el funcionamiento de las articulaciones dependientes que las puede conducir a una degeneración más o menos precoz. 
4. Crea sobrecarga funcional capaz de producir fracturas por fatiga cerca del punto de unión defectuosa o incluso en el mismo punto. 
5. Cuando por cualquier motivo el paciente la rechaza y no está dispuesto a asumirla, ni a corto ni a largo plazo.
El tratamiento de las fracturas en los niños tiene como objetivos fundamentales: 
1. Conseguir la consolidación en el menor tiempo posible y bajo condiciones de la mejor calidad de vida. 
2. Evitar la consolidación en mala posición. 
3. Prevenir los trastornos del crecimiento. 
4. Evitar las complicaciones derivadas de trastornos vasculares, neurológicos y osteoarticulares secundarios

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