Consideraciones generales
Para elegir el método de tratamiento
más adecuado han de tenerse en cuenta una
serie de factores, como el tipo de fractura,
la existencia de otras lesiones, la edad del
paciente, su personalidad, así como sus circunstancias
sociales y ambientales.
En muchos casos, la deformidad por la
fractura es poco significativa y se puede
corregir rápida y fácilmente. En otros casos,
especialmente en los pacientes muy jóvenes,
la corrección, encomendada únicamente
a la remodelación propia de los huesos
en crecimiento, puede ser muy lenta o
incluso no completarse.
Si la consolidación tiene lugar con rapidez y de forma fiable, pronto se restablece la función del segmento afecto, especialmente en aquellas fracturas firmemente fijadas, bien sea por su propia estabilidad, por el ferulaje de los tejidos blandos circundantes o bien estabilizadas por procedimientos quirúrgicos. Si el daño causado al hueso y a los tejidos vecinos circundantes es muy grande, la consolidación y la recuperación funcional pueden ser difíciles de conseguir.
Si la consolidación tiene lugar con rapidez y de forma fiable, pronto se restablece la función del segmento afecto, especialmente en aquellas fracturas firmemente fijadas, bien sea por su propia estabilidad, por el ferulaje de los tejidos blandos circundantes o bien estabilizadas por procedimientos quirúrgicos. Si el daño causado al hueso y a los tejidos vecinos circundantes es muy grande, la consolidación y la recuperación funcional pueden ser difíciles de conseguir.
En los niños es muy frecuente utilizar el
término de reducción aceptable de la
deformidad, pero hemos de saber que este
término está en estrecha dependencia con
la edad del niño, el sexo, el hueso afecto,
con la posición y el tipo de fractura, con su
posible efecto sobre el crecimiento y su
posible relación con el movimiento de las
articulaciones vecinas.
Una deformidad es inaceptable cuando:
1. Resulta molesta para el propio
paciente.
2. Interfiere persistentemente alguna función
de carga o la capacidad de movimiento
articular de la extremidad, que
puede alcanzar intensidad variable y
tener por tanto diferente gravedad.
3. Impone una sobrecarga en el funcionamiento
de las articulaciones dependientes
que las puede conducir a una
degeneración más o menos precoz.
4. Crea sobrecarga funcional capaz de
producir fracturas por fatiga cerca del
punto de unión defectuosa o incluso
en el mismo punto.
5. Cuando por cualquier motivo el
paciente la rechaza y no está dispuesto
a asumirla, ni a corto ni a largo
plazo.
El tratamiento de las fracturas en los
niños tiene como objetivos fundamentales:
1. Conseguir la consolidación en el
menor tiempo posible y bajo condiciones
de la mejor calidad de vida.
2. Evitar la consolidación en mala posición.
3. Prevenir los trastornos del crecimiento.
4. Evitar las complicaciones derivadas de
trastornos vasculares, neurológicos y
osteoarticulares secundarios
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