1. Inmovilización escayolada inmediata
Factible de realizar si la fractura está correctamente reducida. La escayola circular y almohadillado no tiene que producir ningún tipo de complicación. Si fuese necesario, ante la existencia de edema por un gran hematoma, se abrirá el vendaje escayolado a todo lo largo. En caso de duda, es preferible siempre una vigilancia hospitalaria. La circulación y la innervación distales a la fractura han de ser exploradas con frecuencia y minuciosidad.
2. Inmovilización escayolada secundaria
• Si la escayola anterior no estaba bien adaptada por aflojamiento tras remitir el edema.
• Tras una nueva reducción más tardía
por desplazamiento de la fractura.
• Tras un periodo de tracción esquelética
hasta conseguir la reducción, la remisión
de la hinchazón inicial y la estabilización
de la fractura.
La escayola, en estos casos, debe procurar
un máximo de rigidez con un mínimo
de material. El almohadillado se hará sólo
en las zonas prominentes. Si bien la aplicación
de la escayola en una sola pieza puede
evitar puntos débiles de rotura de las uniones
segmentarias, la verdad es que controlar
la fractura reducida y la correcta posición
de las articulaciones vecinas es prácticamente
imposible, por lo que con frecuencia
se producen desplazamientos secundarios
de la fractura o inmovilizaciones articulares
en posiciones indeseadas y peligrosas. Es
preferible hacer la inmovilización escayolada
por segmentos, controlando bien tanto la
fractura como las articulaciones vecinas y
después reforzarla tanto como sea preciso.
Figura 3. Epifiosiodesis de la tuberosidad anterior de la tibia secundaria a la colocación de aguja de Kirschner para tracción en una niña de 8 años que tuvo una fractura de fémur. El puente fisario anterior (flecha) ocasiona un genu recurvatum.
No hay comentarios:
Publicar un comentario