Existen dos sistemas de vasos sanguíneos
que llegan a la placa epifisaria. El sistema
epifisario proviene de vasos de la epífisis
que penetran a través del hueso y acaban
formando capilares sinusoidales a nivel de
la capa de células germinales o basal. Estos
vasos son esenciales para la viabilidad de los
condrocitos de la placa epifisaria.
El sistema
metafisario parte de la médula ósea de la
diáfisis y acaba formando capilares sinusoidales
en la capa de células calcificadas.
Dale y Harris han demostrado que los
vasos nutricios epifisarios (los que acaban
en el lado epifisario de la placa) siguen uno
de estos dos caminos.
El primero y más frecuente
ocurre cuando los lados de la epífisis
están cubiertos de periostio, como sucede
en el caso de la extremidad distal del
fémur o la extremidad proximal de la tibia,
en los que los vasos nutricios penetran
directamente en la epífisis por un punto
lejano a la placa epifisaria.
El segundo, y por
supuesto menos frecuente, sucede cuando
la epífisis entera es intraarticular y además
está recubierta por cartílago articular. En
este caso, los vasos nutricios entran en la
epífisis atravesando el anillo de la placa epifisaria
directamente. Es fácil entender que
los vasos de estas últimas epífisis están en
peligro en caso de una separación epifisaria,
ya que fácilmente pueden ser dañados.
La epífisis femoral proximal es el principal
ejemplo de este tipo, al igual que la cabeza
radial.
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