Las lesiones vasculares graves no son frecuentes
en las fracturas supracondíleas si
exceptuamos las tipo III donde la frecuencia
de lesión neurovascular puede acercarse
al 50%. Sin embargo, sí que es frecuente la
isquemia transitoria de la extremidad superior
distalmente a la herida debida a
impronta o pellizcamiento de la arteria braquial
por el o los fragmentos óseos en el
foco de fractura.
De ahí la mencionada
importancia de la valoración clínica vasculonerviosa
inicial y la actuación urgente en
caso de isquemia distal. En caso de que se
aprecie un pulso radial ausente y escaso y
lento relleno capilar, se puede anticipar que
existe algún tipo de lesión de la arteria braquial,
que puede ir desde solo espasmo
hasta un desgarro completo arterial pasando
por una compresión por impronta de
algún fragmento óseo. En esta situación es
urgente tratar de realizar una reducción
cerrada bajo anestesia y, dado que se suele
tratar de fracturas desplazadas, también una
fijación de los fragmentos con agujas de
Kirschner.
Como hemos dicho, en la mayoría
de los casos con la reducción y estabilización
cede la isquemia y retorna un buen
riego distal. Esto se suele observar en unos
minutos y si no es así tenemos que sospechar
seriamente una laceración arterial
grave por lo que debemos indicar una
exploración vascular abierta, incluso sin
realizar angiografía previa ya que no añadirá
mucha información y la pérdida de tiempo
puede ser importante. La valoración de
la perfusión distal con Doppler es de gran ayuda en estos momentos, ya que es un
examen fácil de hacer, sensible y objetivo.
La exploración vascular abierta nos facilita
también la reducción anatómica de los
fragmentos y su fijación segura lo cual no
puede ser olvidado y debemos realizar antes
de la reparación o el injerto vascular. Una
actuación retrasada ante una isquemia en el
antebrazo y mano en una fractura supracondílea
puede traer como consecuencia
un Síndrome de Volkmann (retracción
isquémica de la musculatura del antebrazo
y mano), que es una de las secuelas más
devastadoras e irreversibles que se pueden
ver en el aparato locomotor infantil (Fig.
22).
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