Es la segunda fractura en frecuencia en
la región de la paleta humeral y constituye
alrededor del 10-15% del total de dichas
fracturas. La fractura de cóndilo lateral es
una fractura fisaria tipo IV de Salter y
Harris en la mayoría de los casos, con trayecto
epifisario y metafisario, y mucho
menos frecuentemente puede ser de tipo
III, es decir, con trayecto solo fisario y epifisario.
Antes de nada, es conveniente recordar
dos principios determinantes en el tratamiento
y evolución de las fracturas de cóndilo
lateral. El primero es que éstas son unas
de las pocas fracturas infantiles en que la
no-unión no es rara. En segundo lugar, solo
con un yeso es muy raro que consigamos
mantener la reducción de una fractura de
cóndilo lateral desplazada.
El mecanismo lesional es controvertido
pero parece consistir en una desviación
brusca en varo del codo extendido. Se da
generalmente en niños de entre 4 y 10 años
(pico máximo entre 5-6 años) y el cuadro
clínico habitual es de inflamación y dolor
más o menos severos en la cara lateral del
codo asociado a impotencia funcional.
Radiológicamente el diagnóstico puede
no ser fácil, sobre todo en los casos en que
hay escasa osificación del húmero distal y,
en ocasiones, además de las radiografías
convencionales y oblicuas, puede ser conveniente
una artrografía o resonancia magnética
para apreciar con mayor detalle el
trazo de fractura.
En la clasificación de estas fracturas se
atiende fundamentalmente al grado de desplazamiento
que es el principal factor que
nos va a marcar las pautas de tratamiento:
• Tipo I: Sin desplazamiento.
• Tipo II: Mínimo desplazamiento (≤ 2
mm).
• Tipo III: Moderado desplazamiento
(2-4 mm).
• Tipo IV: Desplazamiento completo con fragmento rotado.
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