Tras una lesión de la placa epifisaria, el
crecimiento local puede cesar de forma
inmediata o puede continuar a ritmo lento
durante un período variable hasta que se
detiene por completo; además, la alteración
del crecimiento puede afectar a la totalidad
de la placa o solamente a una parte de ella.
La deformidad resultante es progresiva hasta
que el paciente acabe su desarrollo. Por
tanto, la gravedad del problema clínico
depende de varios factores: la localización
de la lesión en la placa, la extensión de la
zona lesionada, y crecimiento residual
expectante de la placa epifisaria. Los principales
tipos de deformidad que pueden
desarrollarse son la angulación progresiva,
acortamiento progresivo o una combinación
de ambos (Fig. 10).
Para planificar el
tratamiento más efectivo en estos casos de
deformidades progresivas son necesarias
múltiples valoraciones.
El retardo o el cese del crecimiento de
una área de la placa epifisaria con continuidad
del crecimiento del resto de la placa
provoca una angulación gradual y progresiva.
Bajo estas circunstancias, el crecimiento de la porción sana de la placa eventualmente
se detiene y entonces, además de la angulación,
el acortamiento comienza a ser
patente.
Generalmente, el tratamiento de
elección es la realización de una osteotomía
de adición con el fin de preservar el potencial
crecimiento de la placa no lesionada y
ganar algo de longitud de la extremidad.A
menos que la totalidad de la placa epifisaria
haya cesado de crecer, la osteotomía debe
hipercorregir la deformidad para retrasar la
inevitable recurrencia. Cuando la deformidad
progresiva se presenta en un niño,
puede ser necesario repetir la osteotomía
más de una vez. El frenado epifisario
mediante grapado puede ayudar a corregir
una deformidad progresiva, pero sólo si el
área lesionada de la placa epifisaria está aún
en crecimiento.
Este método tiene el
inconveniente, sin embargo, de provocar,
además, acortamiento de la extremidad
afectada.
La escisión de un puente óseo postraumático
que cruza la placa epifisaria y la
colocación de un injerto libre de grasa,
como desarrolló Langenskiöld, ofrece la
posibilidad de prevención de una deformidad
angular progresiva e incluso compensar el crecimiento longitudinal simétrico,
siempre que el puente óseo no exceda de
1/3 de la placa epifisaria.
Si el cese prematuro del crecimiento
asienta en uno de los dos huesos de la pierna
o el antebrazo, la dismetría originada
entre los dos huesos provocará una deformidad
progresiva (varo o valgo) próxima a
la articulación. Por ejemplo, el cese prematuro
del crecimiento de la placa epifisaria
distal de radio, si aún el cúbito está creciendo,
provocará una deformidad progresiva en
valgo o radial de la mano. Para evitar este
problema puede ser necesario alargar el
hueso corto o acortar el hueso largo a la
vez que se realiza un frenado de la epífisis
en crecimiento para prevenir la recurrencia
de la deformidad. Cuando un hueso aislado
(fémur o húmero) desarrolla un acortamiento
progresivo, el resultado es una discrepancia
en la longitud del miembro,
hecho sólo significante en los miembros
inferiores.
Una dismetría de 3 cm o que se
espera que llegue a esa magnitud, generalmente,
requiere alargamiento del hueso
afecto o, como alternativa, el frenado epifisario
o el acortamiento quirúrgico del
miembro contralateral siguiendo los principios
de compensación de la longitud.
Figura 10. Imágenes de los distintos tipos de trastornos de crecimiento que se pueden dar como
secuela de una fractura fisaria. Izda.: acortamiento. Centro.: deformidad angular. Dcha.: trastorno
mixto (acortamiento + deformidad angular).
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