Las condiciones sociales son cruciales.
Los niños que viven con padres separados
son víctimas más frecuentemente de malos
tratos que los que viven en familias estables.
La miseria, el desempleo, abuso de drogas y
el alcoholismo aumentan el riesgo (Tabla
1). También es conocido que padres que
maltratan a sus hijos, en su infancia también
fueron maltratados ellos mismos. Uno no
debería olvidar la frecuencia con la que
estos niños son erróneamente tratados de
sus lesiones sin otro cuidado, en vez de darles
protección en sus propias casas o en instituciones
de acogida a menores.
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