Las fracturas pueden resultar de lesiones sobre la diáfisis del fémur directas o indirectas.
Las lesiones por mecanismo directo se observan en niños que han sufrido atropellos, precipitaciones, etc… asocia con frecuencia lesiones en otras localizaciones. Las lesiones por mecanismo indirecto son también frecuentes. La fuerza suele ser por flexión o por torsión produciendo fracturas con trazo oblicuo o espiroideo. En los niños muy pequeños esto puede ocurrir con traumas menores, como es el producido al quedar atrapado el pie y acompañarse de rotación de la pierna.
Puede presentarse como fractura obstétrica con una incidencia muy baja, 0,78/ 10.000 nacidos sin diferencias en cuanto a sexo y lateralidad, siendo frecuente su asociación
con malformaciones congénitas (osteogénesis imperfecta). La localización habitual suele ser el tercio medio de la diáfisis.
En el lactante la fractura suele ser secundaria a traumatismos como caídas por juegos infantiles, precipitaciones etc., sin olvidar el síndrome del niño maltratado que se podrá sospechar por la presencia de múltiples fracturas y lesiones en partes blandas. Para algunos autores este cuadro representaría el 50% de las fracturas femorales en esta edad.
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