Algunos autores prefieren este sistema como método ideal de tratamiento de las fracturas de la diáfisis femoral en niños a partir de los 2 años de edad. Se coloca una tracción blanda a lo largo de ambos miembros inferiores. Debe haber dos poleas en la parte inferior de la cama y una en la parte superior. Se coloca un cabestrillo bien almohadillado por debajo de la rodilla. La cuerda de tracción se extiende desde este cabestrillo hasta la polea que está por encima de la cama, que es distal a la articulación de la rodilla, por lo que la cuerda se dirigirá hacia arriba y en sentido distal en ángulo de 25°, pasando por la polea superior insertada en el extremo de la cama; de ahí se dirige hacia la polea de la planta del pie, y de ésta hacia la polea inferior del extremo de la cama. El peso a colocar oscila entre 2,5 a 4 kg. La extremidad inferior descansa en dos almohadas colocadas de modo que la rodilla se encuentre en flexión de 30°, se sostenga la cadera y el pie esté despegado del colchón. El pie de la cama se eleva para realizar contracción.
Las complicaciones descritas para este sistema de tratamiento han sido la parálisis del nervio ciático poplíteo externo, desviación en recurvatum de la fractura por falta de sujeción eficaz, difícil manejo del enfermo y peor tolerancia inicial que con la tracción de 90°-90°.
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