a) Espondilodiscitis piógena: aparece con mayor frecuencia en pacientes de
la tercera edad (sometidos a manipulación de la vía urinaria) o en pacientes
portadores de afecciones inmunodepresoras.
Son muy invalidantes por el dolor intenso al caminar o estar sentados. La
contractura muscular refleja provoca una intensa rigidez lumbar.
Hay síndrome febril poco relevante y el laboratorio es poco específico, con
aumento de velocidad de sedimentación y proteína C reactiva.
b) Espondilodiscitis tuberculosa: el dolor es más apagado e inespecífico, a
veces fluctuante, que persiste por largos meses. Se localiza en la región dorsal y
suele dar irradiación del tipo intercostal hasta el reborde costal abdominal, uni
y bilateral. Aumenta con la tos.
No diagnosticado puede llegar a la etapa derrumbre con cifosis angular y
compromiso medular progresivo, estado conocido como mal de Pott.
El dolor local a la percusión de puño o al taconeo son signos diagnósticos
prominentes
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