Se observan con gran frecuencia en algunos cánceres específicos como el
de mama, próstata y pulmón; menor frecuencia en el cáncer renal (hipernefroma)
y el tiroideo. Todas ocurren en el adulto, siendo la única excepción el neuroblastoma en los niños.
Su presentación clínica puede ocurrir en la evolución de una neoplasia
diagnosticada y en tratamiento o bien ser la primera manifestación de un cáncer
aún oculto.
Debe mantenerse un alto índice de sospecha de metástasis ósea en toda
neoplasia en evolución y en todo dolor óseo-axial o apendicular- de causa poca
clara, en personas sobre 50 años. En mujeres esta sospecha debe ser desde los
35 años por la alta frecuencia del cáncer mamario y su predilección a dar metástasis óseas en 2 de cada 3 casos.
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