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Así pues, de forma muy constante, los tumores presentan una incidencia
máxima dentro de ciertos limites de edad (Tabla 16-1).
Localización. Otro factor importantísimo de considerar es el hueso afectado,
y en éste, si el tumor afecta la diáfisis, la metáfisis o la epífisis. Muchos tumores
tienen una especial predilección por determinados huesos y segmentos de éste,
debido a su estirpe histológica (Figura 16-1).
Igual valor diagnóstico tiene el origen a nivel de hueso cortical o trabecular,
denominados periféricos o centros medulares respectivamente.
Características radiológicas. Son de gran ayuda en el diagnóstico clínico
correcto, en especial para apreciar su posible benignidad o malignidad.
Si el aspecto es destructivo con ruptura de la cortical sin límites precisos,
hueso apolillado y periostitis (con triángulo de ncoformación ósea o sol radian-
te o catáfilas de cebolla) es muy probable que sea maligno.
Por el contrario, una lesión bien delimitada, sin lesión de cortical ni pe-
riostitis. es muy sugerente de benignidad.
De acuerdo a estos criterios radiológicos podemos clasificar los tumores
óseos en cuatro grupos: casi seguramente benignos, sugerentes de benignidad
que pueden ser malignos, sugerentes de malignidad que pueden ser benignos,
y casi seguramente malignos.
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