Las indicaciones clásicas del tratamiento
quirúrgico son politraumatismos, grandes
defectos de partes blandas, fracturas múltiples
del mismo miembro, lesiones vasculares,
fracturas patológicas, lesión cerebral
asociada o fractura aislada en la que no se
consigue la reducción o estabilización de
manera ortopédica.
Otros autores amplían estas indicaciones
a todas las fracturas abiertas y del tercio
proximal, así como en adolescentes, ya que
el tratamiento convencional de tracción
seguida de yeso, ocasiona un alto índice de
mal-uniones (45%) sumándose otros inconvenientes,
como la estancia hospitalaria
prolongada, incremento del coste, pérdida
de la alineación de la rodilla, debilidad prolongada
del cuádriceps, rotaciones y desviaciones
axiales.
Algunos cirujanos incluso amplían esta
indicación quirúrgica en las fracturas con
desplazamiento importante, rotación o
acortamiento y en las que no es previsible
su remodelación por el crecimiento independientemente
de la edad.
Más recientemente se ha descrito la realización
de tratamiento quirúrgico,mediante
enclavado intramedular flexible o fijación
externa monolateral, en los niños de
6-10 años cuando presentan alguna de las
características anteriores y en todos los
niños mayores de 10 años o portadores de
una fractura patológica.
La aplicación de diferentes técnicas quirúrgicas
según la madurez ósea es recogida
en la literatura, aconsejándose síntesis intramedular
con agujas de Kirschner, clavos de
Steiman y pequeñas placas en niños con
inmadurez esquelética y la retirada del
material tan pronto como sea posible, para
prevenir el cierre de las fisis o la inclusión
del material de síntesis en el callo de fractura.
Para los adolescentes próximos a la
madurez esquelética está más indicado
poner implantes rígidos, clavos intramedulares.
Recientemente se está utilizando la
fijación externa, en niños en edad escolar y
adolescentes, que une su fácil colocación
con un número limitado de complicaciones,
permitiendo, además, la corrección de
desviaciones axiales y rotacionales a lo largo
del tratamiento.
Las ventajas que aporta el tratamiento
cruento son las de poder conseguir una
reducción anatómica, sin desviaciones axiales
ni rotacionales. Además, el manejo
médico y de enfermería del paciente politraumatizado
es mejor, consiguiéndose una
movilización precoz con menor índice de
mal-uniones, menor estancia hospitalaria y,
por lo tanto, un coste más reducido y una
mejor readaptación familiar y social.
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