Afortunadamente los profesionales y
Centros actuales están, en general, entrenados
y dotados suficientemente lo que hace
que este tipo de complicaciones se den ya
de una manera excepcional en nuestro
medio.Wilkins, a este respecto, realiza una
serie de recomendaciones que son de gran
ayuda. En primer lugar debemos saber que
la presencia de pulso distal puede inducir a
error ya que un Síndrome de Volkman
puede estar instaurándose o ya instaurado
con un pulso distal presente. Los signos de
alarma cruciales ante un síndrome compartimental
son:
• Dolor desproporcionado, especialmente
si permanece tras la reducción.
El dolor aumenta al extender pasivamente
los dedos.
• Imposibilidad de movilización activa
de los dedos.
• Patrón de onda Doppler ausente.
• El pulsioxímetro puede ayudar pero
también confundir.
El cubito varo tras una fractura supracondílea
puede producirse de tres maneras
principalmente:
• Fractura aparentemente sin desplazamiento
en que pasa desapercibido un
colapso medial y que consolida en esa
posición.
• Desplazamiento tras una buena
reducción que pasa inadvertido.
• Lesión fisaria que, aunque es rara,
suele estar casi siempre en relación
con la fijación con las agujas de
Kirschner.
Obviamente en los primeros dos casos
el remedio está en la vigilancia y detección
del desplazamiento antes de la consolidación.
En el último caso la prevención es
difícil incluso usando agujas finas y no roscadas.
El tratamiento a medio-largo plazo,
en caso de no tolerarse la deformidad consiste
en realizar una osteotomía supracondílea
correctora que se puede fijar con
pequeñas placas osteosíntesis (preferible) o
con agujas de Kirschner.
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