Dentro de las complicaciones de este
tipo de fractura se incluyen:
No-unión (Fig. 25). Es quizá la complicación
más frecuente cuando se aplica un
tratamiento poco adecuado (por ejemplo,
cuando no se hace fijación interna en una
fractura desplazada). Si la no-unión queda
en buena posición –sin desplazamiento- las
repercusiones funcionales a veces son escasas
pero si, por el contrario, el cóndilo
queda desplazado la consecuencia directa es
una desviación en valgo –cubitus valgus- y,
a medio-largo plazo, una neuritis cubital
que si no se trata puede acabar en parálisis
de dicho nervio. Según los criterios de
Flynn, debe considerarse como no-unión
aquella fractura que no ha consolidaddo en
12 semanas. Para el tratamiento de la nounión
es necesario la reposición del fragmento
todo lo anatómicamente posible y la
fijación interna que, si la fisis está cerrada, es
más segura con tornillos que con agujas de
Kirschner, asociada a injerto óseo en la
lesión (Fig. 26). La neuritis cubital en caso
de producirse se trata habitualmente
mediante liberación –transposición anterior
del nervio cubital.
Al tratarse de una fractura fisaria, la fractura
de cóndilo humeral puede producir
trastornos de crecimiento en el húmero
distal. El trastorno más característico y frecuente
es la deformidad en «cola de pez» de
la paleta humeral que generalmente es bien
tolerada a largo plazo tanto desde el punto
de vista funcional como estético.
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