Un ser emocional. Al unirse los gametos, su carga genética se mezcla para
crear un nuevo ser cuya constitución genotipica será única e irrepetible. Este ser
está dotado de todas las potencialidades para el crecimiento y desarrollo de su
alma y cuerpo, emociones e intelecto, elementos que le harán tener conciencia
de sí mismo.
Desde las primeras semanas el desarrollo del cerebro es prominente; al tronco
primitivo, encargado de mantener las funciones vitales, se agregan las estructuras intermedias (núcleos de la base) y las superiores (la neocorteza).
Las estructuras intermedias manejan los circuitos del sistema general de
alarma, a través de reacciones que son automáticas y casi instantáneas. Guardan
la memoria de todos los eventos, que en base a la experiencia permiten distinguir
lo peligroso de lo que no lo es, constituyendo el cerebro emocional.
En la neocorteza serán desarrolladas y perfeccionadas las funciones
concientes, reflexivas y analíticas, conformando el intelecto o cerebro racional.
De esta forma el ser humano es una dualidad emocional / racional, con una
mente que SIENTE y otra que PIENSA. Las emociones ejercen una poderosa
influencia sobre el pensar analítico, modelando así la naturaleza íntima del ser.
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