La teoría del control de puerta del dolor (Melzack & Wall, 1965) postula que
las señales dolorosas. Originadas en la estimulación de los receptores periféricos,
llegan a la médula espinal y son transmitidas por la célula T a los centros
superiores, donde se hacen concicntes.
La cantidad y frecuencia de esta transmisión está modulada por impulsos
aferentes desde esos mismos centros superiores (tálamo, sistema límbico, hipotálamo. sustancia reticular, corteza frontal y parietal).
La puerta se encuentra a nivel de sustancia gelatinosa - células T de astas
posteriores. Se abre frente a la estimulación de las fibras de pequeño calibre; las
células de la SG dejan de ser activas y las células T envían cada vez más impulsos
a los centros y se produce la sensación dolorosa.
La puerta se cierra (pasaje de impulsos dolorosos lentificados o abolidos) por
cualquier impulso simultáneo periférico que llegue a través de fibras mielínicas
más gruesas de excitación no dolorosa o a través de las vías centrales descendentes
inhibidoras. Las encefalinas parecen ser los mediadores químicos que explican
el funcionamiento de la compuerta.
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