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sábado, 26 de mayo de 2012

Psicofisiologia

Las constantes y variadas emociones del ser en su vida de relación, determinan el nivel de producción de neurotransmisores cerebrales, los cuales controlan la homeostasis y los mecanismos de transmisión y percepción del dolor.
De forma muy vivida por la intensidad del fenómeno emocional- podemos con facilidad rememorar los cambios fisiológicos casi instantáneos que provocan las emociones: piloerección y taquicardia marcada al despertarnos en la noche por un ruido en otra habitación; manos sudorosas y un nudo en el estómago antes de la crucial prueba de fin estudios; sequedad de la boca, latidos audibles y ansiedad previo al encuentro amoroso. Esta respuesta cerebral-orgánica es conocida empíricamente desde la descripción del síndrome general de alarma, donde los neurotransmisores, actuando a través de las vías nerviosas (transmisión eléctrica) y ncurohormonales: hipotálamo - hipófisis - glándulas endocrinas (vía sanguínea), modifican en centésimas de segundo la fisiología orgánica, en alerta frente a una amenaza vital. El aumento de las encefalinas y endorfinas en estas circunstancias anulan casi por completo la percepción dolorosa, permitiendo una respuesta máxima de ataque o fuga. En condiciones de dolor agudo (traumático o quirúrgico) o dolor de evolución prolongada, la percepción del dolor está modulada por la concentración que estos dos neurotransmisores alcanzan en el sistema límbico y en la sustancia gelatinosa de las astas posteriores. La producción de encefalinas, endorfinas, serotonina y otras sustancias encefálicas, está controlada por el cerebro emocional, íntimamente relacionado con el temperamento y la estructura de personalidad de cada ser, la concurrencia de psicopatologia asociada y/o conflictos viveneiales graves, y el contexto sociocultural del medio en el que ha nacido, crecido y se ha desarrollado.

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