Ocurren en zonas de debilidad estructural ósea poruña afección preexistente,
que pudo haber sido silente o progresivamente dolorosa. El paciente refiere un
traumatismo trivial, seguido de dolor y deformidad de la extremidad.
En menores
de 14 años suelen deberse a quistes óseos. Sobre los 45 años, a lesiones tunioralcs
metastásicas y después de los 65, a osteoporosis (Figuras 3-22, 3-23).
El estudio clínico se complementa con radiografías; si hay sospecha de lesión
maligna se debe agregar cintigrafía ósea, análisis de laboratorio (hemograma,
velocidad de sedimentación, electroforesis de proteínas y fosfatasas alcalinas) y
radiografías de tórax.
La conducta diagnóstico-terapéutica debe seguir un flujograma, dependien-
do de si la lesión es única o múltiple (Tabla 3-2).
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