Los soportes articulares -cápsulas y ligamentos- son dañados por mecanismos traumáticos indirectos. Los momentos de fuerza que actúan sobre los huesos
sobrepasan los rangos de movilidad articular normales. Según la magnitud de la
fuerza vulnerante la lesión podrá variar desde un esguince leve a una luxación
completa.
En los jóvenes y adultos jóvenes, el traumatismo articular determina una
lesión cápsulo-ligamentosa ya que la estructura ósea habitualmente soporta el
momento traumático. En los niños los puntos débiles son las fisis.
En los adultos mayores el hueso es más débil, ocurriendo con mayor frecuencia luxofracturas o fracturas.
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