El tratamiento quirúrgico es preciso
aplicarlo únicamente cuando la reducción
no es posible por interposición de partes blandas, en fracturas abiertas y/o inestables
y en adolescentes con pocas expectativas de
remodelación (Fig. 51).
Las epifisiolisis tipo III y IV suelen
necesitar reducciones abiertas con fijación
con agujas de Kirschner para mantener la
reducción.
No son recomendables, pero pueden ser
admisibles, algunos grados de deformidad
en los tipos I y II pero no así en los tipos III
y IV donde es necesario una reducción
anatómica.
Los desplazamientos de la fractura tras la
reducción son poco frecuentes y, de aparecer,
no suelen ser subsidiarios de manipulaciones
debido a la capacidad de remodelación
que se da en estas facturas, aunque se
puede intentar en niños cercanos a la adolescencia
por su menor potencial de regeneración
tisular.
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