Aunque los signos de alerta de SNM han
sido descritos hace muchos años, su clasificación
ha mejorado gracias a grandes series:
• La atmósfera en la que se desarrolla la
consulta puede ser peculiar: los padres
o cuidadores no explican adecuadamente
cómo se ha producido la
lesión, tendiendo a minimizarla.
• Existe un retraso inapropiado entre el
momento de la lesión y la consulta.
• La relación entre el niño y sus padres
aparece como incierta o distante. El
niño puede manifestarse como atontado,
frecuentemente demasiado tranquilo,
con poca respuesta emocional o
demasiada madurez para su edad.
• El entorno social es muy variable. Los
malos tratos ocurren en todos los grupos
socioeconómicos. El especialista
no debe de descartar el SNM ante
una pareja que parece normal, bien
arreglada y especialmente educada, ni
ante un niño que es respetuoso con
sus padres.
• Son numerosas las lesiones que sugieren
malos tratos. Es su asociación lo
que es significativo, más que el número
o severidad de las mismas (Tabla 4).
• Fracturas en distintos estadios en el
mismo niño, algunas recientes y otras
ya consolidadas. El diagnóstico postmortem puede ser complementado
por el estudio histológico de las metáfisis,
demostrando la presencia en la
metáfisis de condrocitos hipertróficos,
que justifica la existencia de fracturas
antiguas.
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