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lunes, 30 de junio de 2014
domingo, 29 de junio de 2014
Fracturas de cadera - CLASIFICACIÓN
Las fracturas del cuello femoral en el
niño se clasifican según la localización anatómica
de la lesión según Delbet y popularizada
por Colonna en 1929 en cuatro tipos
(Fig. 3):
Tipo I
Transepifisaria. Son las menos frecuentes,
representando el 7% de los casos. Se
caracteriza por el desprendimiento traumático agudo parcial (IA) o total con luxación
asociada (IB) de una epífisis femoral previamente
normal. Debe diferenciarse del deslizamiento
agudo sobre crónico típico de la
epifisiolisis capitis femoris del adolescente.
Las fracturas tipo IB representan el 3.2% de
todas las luxaciones traumáticas de cadera.
La lesión es producida por un trauma longitudinal
con la cadera en rotación interna
y adducción. Esto luxa la cadera y si continua
la fuerza adductora produce un desprendimiento
epifisario proximal. La epífisis
se luxa hacia posterior en el 95% de los
casos.
Siguiendo la clasificación de Salter-
Harris; los tipos II de Salter-Harris en esta
localización son extremadamente raros y la
frecuencia de los tipos III son excepcionales.
La necrosis de la epífisis se presenta en
el 70 % de estas fracturas.
Tipo II
Transcervical. El trazo de fractura se
localiza en la mitad del cuello femoral. No
existe como en el adulto, conminución de
la pared posterior. Este tipo de lesión representa
aproximadamente el 50 % de los
casos. La dirección del trazo de fractura
siguiendo la clasificación de Pawels puede
tener valor pronóstico, presentando mejor
evolución los casos con trazo horizontal.
Tipo III
Cérvico-trocantérica o basi-cervical. La
lesión se ubica en la base del cuello femoral.
Afecta al 31 % de los casos y ha sido a su vez dividida en cuatro grupos por Touzet
y cols. dependiendo del nivel de la fractura
en la placa de crecimiento trocantérica.
Tipo IV
Pertrocantérica o intertrocantérica. La
fractura está entre la base del cuello y el trocánter
menor. Representan el 14% de estas
fracturas.
El mecanismo de lesión suele ser por un
golpe directo sobre la región trocantérica o
un golpe axial. Son fracturas extracapsulares
y según el desplazamiento de los fragmentos
se clasifican en:
0: Sin desplazar.
+: Desplazamiento de menos de la
mitad de las superficies fracturarias.
++: Desplazamiento de más de la
mitad de las superficies fracturarias.
+++: Las superficies han perdido
todo contacto.
sábado, 28 de junio de 2014
Fracturas de cadera - MECANISMO DE PRODUCCIÓN
El mecanismo de producción, a diferencia
de lo que sucede en los adultos, suele ser
violento (accidentes de tráfico, atropellos o
caídas desde altura o de bicicleta) asociándose
con frecuencia lesiones graves a otros
niveles (traumatismo craneo-encefálico,
torácico o abdominal).
No obstante, cuando observamos este
tipo de lesión sin un antecedente traumático
importante deberemos sospechar una
afectación ósea previa (quiste óseo, displasia
fibrosa, osteogénesis imperfecta) o lesión
secundaria a malos tratos.
viernes, 27 de junio de 2014
Fracturas de cadera - ANATOMÍA - Part 3
La vascularización de la cadera ha sido
estudiada con detenimiento por Trueta,
Chung y Ogden debido a la alta frecuencia
con que sucede la necrosis avascular en este
tipo de fracturas concluyendo que:
1. La vascularización a través del ligaento
redondo carece de importancia,
contribuyendo escasamente al aporte
vascular de la cabeza femoral hasta la
edad de 8 años, y luego como en el
adulto aportando el 20 %. 2. Al nacer, las ramas de las arterias circunflejas
medial y lateral (vasos metafisarios),
que penetran a través del
cuello es el aporte sanguíneo fundamental
de la cabeza femoral. Estas
arterias gradualmente van disminuyendo
de tamaño a la par que se
desarrolla el cartílago fisario formando
una barrera que impide la penetración
de estos vasos en la cabeza.
Este aporte vascular metafisario dejará
de existir a partir de los 4 años.
3. A partir de esta situación, el aporte
vascular se realiza a través de los
vasos epifisarios laterales realizando
un by-pass del cartílago de crecimiento.
Ogden describe dos ramas
procedentes de la arteria circunfleja
medial: postero-superior y posteroinferior
que permanecerán para
siempre.
Los vasos retinaculares formados
por las dos arterias circunflejas
irrigan el cuello y la metáfisis cercana
al cartílago de crecimiento.
Por lo tanto, la cadera del niño presenta
unas características particulares que la distinguen
de la del adulto y que deben tenerse
en cuenta en el enfoque del tratamiento
de las fracturas de la extremidad proximal
femoral a estas edades:
1. El niño presenta una envuelta
perióstica mas fuerte que el adulto,
quizás por ello la mitad de estas fracturas
son sin desplazar.
2. La vascularización de la cabeza
femoral es diferente.
3. La necrosis avascular suele acompañarse
de epifisiodesis precoz.
4. La hiperemia que ocasiona una fractura
en el niño puede producir una
coxa magna e hipermetría discreta.
5. El niño tolera la inmovilización
enyesada.
6. El pequeño tamaño del cuello femoral
del niño no permite utilizar los
métodos de síntesis que se usan para
adultos.
7. Cuando surgen problemas en un
niño, la sustitución protésica no es
una alternativa válida.
jueves, 26 de junio de 2014
Fracturas de cadera - ANATOMÍA - Part 2
La morfología global de la cadera
dependerá del crecimiento armónico de
todas las estructuras cartilaginosas durante
el periodo de crecimiento. La lesión aislada
de alguna de estas placas de crecimiento
tendrá como consecuencia la aparición de
una cadera alterada en la vida adulta. De
esta forma, si se lesiona la placa de crecimiento
longitudinal subcapital dará lugar a
un acortamiento de la longitud del cuello
(coxa brevis) o una disminución del ángulo
cervico-diafisario (coxa vara) o a un hipercrecimiento
relativo del trocánter mayor
(coxa vara trocantérica). Una lesión de la
placa trocantérica puede ocasionar un
aumento del ángulo cervico-diafisario
(coxa valga) y la lesión del cartílago del
istmo, porción de cartílago que une la placa
trocantérica con la placa de crecimiento
longitudinal, provocará un adelgazamiento
del cuello femoral. Por otra parte, la afectación
parcial de la porción medial de la placa
de crecimiento longitudinal ocasionará una
«caput vara», y la lesión de la porción externa
una «caput valga» (Fig. 2).
miércoles, 25 de junio de 2014
Fracturas de cadera - ANATOMÍA - Part 1
ANATOMÍA
La osificación del fémur ocurre en el 7º
mes de vida intraútero. Al nacer solamente
existe una única fisis en la extremidad proximal
del fémur que en los meses siguientes
va individualizándose dando lugar a
diferentes núcleos de osificación (Fig. 1). La
aparición del núcleo cefálico epifisario
sucede entre el cuarto y el sexto mes de
vida, a la edad de cuatro años el núcleo
apofisario del trocánter mayor comienza a
visualizarse. Estos dos núcleos permanecerán
unidos por un istmo cartilaginoso a
nivel del cuello y se independizarán el uno
del otro a la edad de 13 años y la osificación
finalizará definitivamente entre los 14 años
en las niñas y 16 años los niños.
Fracturas de cadera
INTRODUCCIÓN
Las fracturas de cuello de fémur en el
niño son raras. Afectan a menos del 1% de
todas las fracturas del fémur en edades
pediátricas. Blount en 1955 señalaba que
«estas fracturas son tan poco frecuentes que
nadie tiene gran experiencia en ellas» y
según Mercer Rang un traumatólogo tratará
en toda su vida profesional 4–5 casos.
Todo ello supone que solo estudios multicéntricos
que reúnan una casuística importante
puedan obtener conclusiones útiles
para el diagnóstico y tratamiento.
La incidencia de estas fracturas de la
extremidad proximal de fémur en el niño
respecto al adulto es de 1:130 a 1:300. La
edad media de presentación es de nueve
años con discreta predilección de varones.
sábado, 21 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera - BIBLIOGRAFÍA
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viernes, 20 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera - COMPLICACIONES
Necrosis avascular
Esta complicación se presenta en el 10%
de los casos. Los factores que predisponen la
necrosis avascular son retraso en la reducción
más de 24 horas después de la luxación
o un trauma severo a la cadera. La frecuencia
más baja se presenta en niños de 0
a 5 años.
El diagnóstico de necrosis avascular se
hace con una gamagrafía con Tc-99, donde
se aprecia baja o nula captación del nucleótido
en la cabeza femoral.
Si dicho examen resulta positivo, es
recomendable realizar una resonancia magnética
para delimitar la lesión con exactitud.
Parálisis del nervio ciático
Es una complicación rara en niños,
debido a la poca frecuencia de fracturas
asociadas. Si la lesión no mejora en un
periodo de 4 a 8 semanas, se deben realizar
estudios de conducción nerviosa y puede
requerirse de una exploración y liberación
del nervio ciático.
Lesión vascular
En la luxación anterior los vasos femorales
están en riesgo de oclusión o desgarros
parciales o completos. En caso de sospecha,
debe realizarse un Doppler y contactar al
cirujano vascular de inmediato.
Reducción incompleta no concéntrica
Puede estar provocada por interposición de la cápsula, labrum invertido o atrapamiento de un fragmento de fractura osteocondral. El diagnóstico se puede realizar con tomografía o resonancia magnética y se debe operar la cadera para retirar el fragmento y reducirla concéntricamente.Luxación recurrente
Está condicionada por hiperlaxitud ligamentosa en vez de es más frecuente en niños con síndrome de Down. De acuerdo con la teoría de Liebenberg y Dommisse existen cambios en la presión hidrostática de la cadera debidos a fuga de líquido sinovial por ruptura capsular, que producen las luxaciones recurrentes. Una vez diagnosticado con artrografía o resonancia magnética, se debe realizar reparación quirúrgica de la cápsula y, si es necesario, acetabuloplastía de aumento.jueves, 19 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera - TRATAMIENTO
La reducción de la luxación traumática
de la cadera debe ser inmediata, cuanto más
tiempo transcurra más difícil es la reducción
y peor el pronóstico.
Se deben evitar manipulaciones agresivas
y es recomendable que el paciente se
encuentre sedado. Siempre debe intentarse
la reducción cerrada antes de realizar una
reducción abierta de la cadera.
La reducción cerrada de la luxación
posterior se puede realizar con cualquiera
de los tres métodos que utilizan el principio
de flexión de cadera, con lo que se relaja
el ligamento de Bigelow y acerca la cabeza
femoral al borde acetabular.
Método de gravedad de Stimson
El paciente se coloca en decúbito ventral,
con la cadera flexionada en el borde de
la mesa.
Se inmoviliza la pelvis por el ayudante y
el cirujano toma la extremidad por el tobillo
y la rodilla flexionando ésta a 90º y aplicando
tracción hacia el suelo. En caso de
ser necesario el ayudante puede empujar la
cabeza femoral.
Método directo de Allis
El paciente se coloca en decúbito dorsal,
se inmoviliza la pelvis por el ayudante o
el pie del cirujano, se flexiona la cadera a
90º con el muslo en ligera aducción y rotación
interna y se realiza tracción desde la
rodilla.
Método de circunducción de Bigelow
Se coloca al paciente en decúbito dorsal,
el ayudante inmoviliza el iliaco. El cirujano
toma la extremidad por el tobillo y la
rodilla y flexiona el muslo a más de 90º, a
continuación realiza movimientos de la
cadera hacia delante y atrás para liberar los
tejidos blandos, a continuación se realiza un
movimiento gentil de abducción, rotación
externa y extensión de la cadera.
En la reducción cerrada de la luxación
anterior de la cadera no existe apoyo óseo
y el ligamento iliofemoral se encuentra
interpuesto en el cuello femoral.
Durante la manipulación se debe liberar la cabeza
femoral de los tejidos blandos y elevarla
hacia el acetábulo, lo que se consigue adecuadamente
con el método de Allis. Se
coloca al paciente en decúbito dorsal y el
ayudante inmoviliza la pelvis; el cirujano
debe seguir los siguiente pasos:
1. Flexionar la rodilla para relajar los
isquiotibiales.
2. Abducir al máximo la cadera y flexionarla
hasta que quede alineada con el
acetábulo.
3.Tracción longitudinal.
4. La mano del asistente se coloca en la
cabeza femoral y se usa como apoyo
para la reducción aplicando aducción
gentil.
Cuando la reducción cerrada no es
posible de primera intención o el tiempo
de evolución es mayor a 24 horas desde el
traumatismo, es recomendable aplicar tracción
cutánea por un periodo de 1 a 2 semanas
previas a la reducción.
Haces y cols. reportaron el uso de tracción
preoperatoria en 4 pacientes, por un
periodo de 11 días en promedio, realizándose
reducción cerrada en 2 casos y abierta
en otros dos, siendo luxaciones inveteradas,
con más de 2 semanas de evolución.
Después de la reducción y el control de
rayos X se debe colocar un yeso hemi-
Calot por un periodo de 4 a 6 semanas
dependiendo de la edad. Una vez retirado
el yeso se inicia fisioterapia para mejorar
arcos de movilidad y se permite el apoyo
completo de la extremidad en cuanto no
hay dolor, mientras se protege con muletas
y apoyo parcial.
Se debe realizar un seguimiento radiológico
por un periodo no menor a dos
años, con intervalos de 3 meses para descartar
necrosis avascular
miércoles, 18 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera - DIAGNÓSTICO
La radiografía AP de pelvis simple es el
método de elección para establecer tanto el
tipo específico de luxación como la presencia
de fracturas concomitantes (Fig. 1). Pese
a esto, hay algunos datos clínicos que vale la
pena discutir.
En la luxación posterior, la extremidad
se encuentra en flexión, aducción y rotación
interna, provocadas por la tensión del
ligamento de Bigelow, con la rodilla o el pie descansando sobre la extremidad sana.
Hay
un acortamiento aparente y dolor intenso
con cualquier movimiento.
En la luxación anterior, la cadera se
encuentra en abducción, rotación externa y
flexión variable dependiendo del tipo. La
cabeza femoral se puede palpar en la región
del obturador y hay un alargamiento aparente
de la extremidad.
En la luxación central, todos los movimientos
están restringidos por dolor y
espasmo muscular. No hay una postura
característica de la extremidad ni acortamiento
importante.
La zona lateral de la cadera se encuentra
aplanada por el desplazamiento medial del
trocanter mayor. Es común la hemorragia
intrapélvica, que se caracteriza por matidez
a la percusión abdominal. Con el tacto rectal
se palpa la cabeza femoral. Es de suma
importancia considerar la posibilidad de
fracturas asociadas a la luxación de cadera,
como son las acetabulares y las diafisiarias
de fémur, las cuales pueden pasar desapercibidas
si no se sospechan con anticipación.
martes, 17 de junio de 2014
lunes, 16 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera - CLASIFICACIÓN
De acuerdo a la posición en que se desplaza
la cabeza femoral en relación al acetábulo,
la luxación traumática de la cadera
puede ser anterior, posterior, central o inferior.
Posterior
Es la más frecuente en niños, con una
frecuencia 7 a 10 veces mayor que la luxación
anterior. Se produce con la cadera en
hiperflexión y la cabeza femoral se desplaza
en sentido póstero-inferior, con poco riesgo
de lesión del acetábulo. Cuando es
secundario a accidente automovilístico,
puede acompañarse de fractura de rótula,
tibia proximal o diáfisis femoral.
El ligamento redondo se encuentra seccionado
y la cápsula articular está lesionada
en su parte posterior. El ligamento iliofemoral
de Bigelow se encuentra tenso o
rotado. Los rotadores internos de la cadera
se encuentran rotados y, en ocasiones, rotos.
Los glúteos y los aductores están tensos y
desplazados hacia atrás.
A su vez, la luxación posterior puede
dividirse en:
a) Iliaca, en la que la cabeza femoral se
aloja posterior y superior en el aspecto
lateral del iliaco (Fig. 1).
b)Isquiática, la cabeza femoral se desplaza
postero-inferior y queda adyacente
a la escotadura ciática mayor.
Anterior
Suele ser consecuencia de una caída de
altura con un impacto directo sobre la
superficie posterior del muslo que se
encuentra en aducción y rotación externa.
La parte anterior de la cápsula y el ligamento
redondo están seccionados. El ligamento
iliofemoral está intacto y los músculos
flexores de la cadera pueden estar tensos
o desgarrados.
En ocasiones puede presentarse lesión al
nervio femoral o vasos femorales, especialmente
cuando la luxación anterior es con
hiperextensión de la cadera.
En este grupo, distinguimos los siguientes
tipos:
a)Obturatriz, la cabeza femoral queda
en la región de la membrana del
obturador.
b)Perineal, hay un desplazamiento anteroinferior extremo.
c)Púbica, la cabeza femoral se desplaza
antero-superior sobre la rama del
pubis.
Central
Es causada por un trauma directo sobre
el trocanter mayor secundario a una caída
de altura o aplastamiento por un objeto
pesado. Se presenta una fractura conminuta
de la región central del acetábulo con un desplazamiento intrapélvico de la cabeza
femoral y los fragmentos acetabulares.
Puede presentarse lesión del nervio obturador
o rupturas viscerales, aunque esto es raro
ya que la fascia pélvica es muy resistente.
Inferior
Causada por una distracción abrupta de
la extremidad, hay un desplazamiento púramente
inferior de la cabeza femoral, es
poco frecuente.
sábado, 14 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera - ANTECEDENTES
En 1922, Maffei reportó tres casos de
luxación traumática de la cadera en niños
entre 1842 casos atendidos en el Instituto
Rizzoli de Bologna. Choyce, en 1924,
recolectó 58 casos de la literatura mundial e
incluyó 6 más de su práctica particular.
Mason, en una revisión de 32 años, únicamente
encontró 88 casos en niños y, en
1956, Fineschi reportó, revisando la literatura
mundial, la evolución de 150 niños
con cadera luxada secundaria a traumatismo, haciendo énfasis en la frecuencia de
presentación y el mecanismo de lesión. En
1968 el Comité Científico de Investigación
de la Sociedad de Ortopedia de Pensilvania
reportó 51 casos obtenidos entre todos sus
miembros de 1959 a 1966.
En la literatura actual se encuentran
varias publicaciones de casos aislados o de
luxación traumática de cadera en general,
englobando a los niños con los adultos.
viernes, 13 de junio de 2014
Luxación traumática de la cadera
INTRODUCCIÓN
La luxación traumática de la cadera es
mucho menos frecuente en niños que en
adultos.
En niños, la luxación traumática de la
cadera se relaciona con trauma de alta energía,
aunque en menores de 6 años la cadera
puede luxarse con un trauma menor, como
un empujón por detrás mientras el niño
está de pie. Rang menciona que en niños
menores de 15 años el acetábulo es blando
y existe una laxitud articular generalizada,
por lo que las luxaciones pueden presentarse
con traumatismos menores.
En niños mayores, la luxación corresponde
a un trauma considerablemente
mayor, frecuentemente como resultado de
actividades atléticas, caídas de altura o accidentes
en vehículos motorizados.
La luxación traumática de cadera es 4
veces más frecuente en niños que en niñas,
el lado lesionado es similar en cuanto a la
frecuencia de presentación y la luxación
bilateral es muy rara.
Solo un 15 a 20% de las luxaciones en
niños se asocian a fractura acetabular o de la
cabeza femoral, indicando un mecanismo
usualmente menos severo. Haces y cols.
reportaron un caso de fractura acetabular
marginal en una serie de 10 niños con
luxación traumática de la cadera. En contraste,
en el adulto se presentan fracturas
asociadas en más de un 50% de los casos.
La evolución de una cadera luxada en
niños se relaciona a la severidad de la lesión
inicial, en especial si se acompaña de una
fractura. Un retraso mayor de 24 horas para
realizar la reducción también aumenta el
riesgo de necrosis avascular, particularmente
si la lesión fue producida por un trauma
severo.
jueves, 12 de junio de 2014
Traumatismos del anillo pelviano - BIBLIOGRAFÍA
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fracture in children. J Ped Surg
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miércoles, 11 de junio de 2014
Traumatismos del anillo pelviano - COMPLICACIONES
Dependen, fundamentalmente, del tipo
de lesión y de las lesiones asociadas. Se debe
realizar, pues, un diagnóstico precoz y exacto
del tipo de lesión, para poder realizar un
tratamiento correcto y evitar, en lo posible,
las secuelas.
Las causas más frecuentes de secuelas
debidas a fracturas pélvicas se deben a las
fracturas con inestabilidad vertical que pueden
dejar:
• Oblicuidades pélvicas.
• Asimetrías del anillo con obstrucción
del canal del parto aunque existe gran
potencial de remodelación en los
niños dependiendo de la edad.
También se pueden producir deformidades
secundarias del anillo por
hipocrecimiento de un hemipelvis
debido a fusión precoz sacroilíaca.
• Problemas de sedestación (por asimetría
pélvica).
• Dismetrías (por epifisiodesis precoz de
la sacroilíaca o una mala reducción de
una inestabilidad vertical).
• Cojera.
• Dolor sacroilíaco, en ingle, cadera, o
lumbar.
• Lesiones que afecten a la articulación:
- Displasias de cadera (por cierre
precoz de cartílago trirradiado)
(Figs. 17, 18).
- Necrosis avascular de la cabeza
femoral y artrosis (sobre todo en
casos de fracturas luxaciones de
cadera o fracturas acetabulares)
(Fig. 19).
- Miositis osificante.
Otras causas de secuelas se deben a las
lesiones asociadas (generales o locales) ya
descritas anteriormente.
martes, 10 de junio de 2014
TRATAMIENTO DEFINITIVO - II
En el caso de fracturas inestables en dos
planos es imprescindible la reducción, y
mantenimiento. En general, se deben asociar
la compresión del anillo y la tracción
en el eje, (ya que la simple fijación externa
anterior no proporciona estabilidad suficiente).
También se puede practicar la
reducción y fijación interna, de la sínfisis
pubiana (en casos en los que se practique laparotomía, siempre que no exista contaminación
o heridas penetrantes); de la
región ilíaca mediante abordaje anterior o
posterior; o de la zona acetabular, o combinar
la fijación externa, y la osteosíntesis
interna de la región posterior. En casos de
fracturas a través del sacro, es suficiente la
fijación interilíaca posterior con bulones o
barras transilíacas. Las complicaciones de
los abordajes posteriores no son desdeñables.
Se ha recomendado la monitorización
neurológica para prevenir lesiones neurológicas
iatrogénicas. Últimamente están
ganando creciente aceptación las técnicas
de fijación percutáneas guiadas por TAC o
por intensificador de imagen en centros
muy especializados. En los graves casos de
de fracturas luxaciones complejas acetabulares
se puede intentar el tratamiento
mediante artrodiastasis.
En los casos de luxación se ha recomendado
la descarga prolongada por la posibilidad
de la necrosis avascular, aunque no está
demostrada su eficacia.
lunes, 9 de junio de 2014
TRATAMIENTO DEFINITIVO - I
Figura 15. Fractura pélvica en libro abierto. |
En las fracturas por avulsión: sólo se
requiere reposos simple e inicio de carga
parcial según tolerancia en 2-3 semanas
En caso de fracturas de pelvis estables:
en general, es suficiente el reposo simple
(depende del desplazamiento de las fracturas
y de las lesiones asociadas).
En caso de fracturas inestables en un
solo plano: se debe reducir el desplazamiento
de las fracturas mediante manipulación
bajo anestesia general (en caso de fractura
en libro abierto (Fig. 15): compresión bilateral
sobre las crestas, o maniobra de
Watson–Jones en decúbito lateral; en caso
de fracturas por compresión lateral: maniobra
de Fabere: flexión, abducción y rotación
externa).
El mantenimiento de la
reducción se puede realizar mediante yeso
(contraindicado en politraumatismos), fijador
externo (Fig. 16) o hamaca.
Figura 16. Caso de la figura anterior. Cierre (reducción) | y fijación mediante fijador externo. |
domingo, 8 de junio de 2014
Prevención de secuelas
Las lesiones de mayor morbilidad son las
debidas a fracturas inestables de pelvis con
asimetrías y acortamientos importantes, las
luxaciones de las grandes articulaciones,
fracturas acetabulares y disyunciones sacroilíacas,
las fracturas abiertas con heridas
extensas y lesiones de partes blandas, y las
lesiones por aplastamiento y síndromes
compartimentales.
Siempre hay que evitar
las manipulaciones repetidas o descuidadas
tanto en el traslado como en la reducción
de fracturas inestables y luxaciones porque
pueden aumentar el grado de lesión, el sangrado,
y el riesgo de necrosis avascular de la
cabeza del fémur.
Se debe realizar un diagnóstico
precoz y exacto, tanto de las lesiones
locales como de las lesiones asociadas a distancia, y establecer una pauta de tratamiento
completa y correcta de las mismas,
siguiendo un orden de prioridad adecuado.
Hay que prevenir complicaciones generales
como fracasos multiorgánicos, y complicaciones
tromboembólicas y de embolismos
grasos que son excepcionales en los niños.
El tratamiento se debe realizar con
carácter urgente, tanto la reducción de la
luxación de la cadera (ya que el tiempo
transcurrido hasta la reducción es un factor
pronóstico) como el tratamiento definitivo
de las fracturas de cadera, o la estabilización
de una fractura de pelvis inestable.
sábado, 7 de junio de 2014
TRATAMIENTO INICIAL (GENERAL)
Las fracturas de pelvis y cadera se suelen
dar en el contexto del politraumatismo, con
lo que el tratamiento debe estar integrado
dentro de la protocolización del tratamiento
de asistencia inicial al trauma pediátrico
(AITP).
• Lesiones hemodinámicamente inestables:
en primer lugar se deben descartar
otras fuentes de sangrado, por ej,
de víscera maciza, que requerirán tratamiento
quirúrgico urgente. Se ha
señalado en algunas series la menor
tendencia a producir sangrado de las
fracturas pélvicas de los niños en
comparación con los adultos, debido,
en su opinión a una mayor contractilidad
de los vasos (por la no existencia
de arterioesclerosis), y a un periostio
más grueso, que permitiría un menor
desplazamiento de los fragmentos y
efecto de tamponamiento de la
hemorragia. Sin embargo, la importancia
del tipo de fractura pélvica con
hemorragia incoercible, que pone en
peligro la vida del niño no es desdeñable.
La estabilización provisional de
la pelvis mediante fijación externa, o
fajado en niños pequeños, como
medida de resucitación, puede disminuir
el sangrado (hasta el 60%) también
se ha recomendado la utilización
de urgencia de un clamp pélvico en
forma de C tipo Ganz. Se debe asociar
tracción en el eje en las fracturas tipo
C. Si a pesar de ello, no se consigue la
estabilización del paciente, se debe
realizar angiografía y embolización de
los vasos sangrantes. La ligadura sitemática
de la arteria hipogástrica ha
dado malos resultados y no está indicada.
El uso de los pantalones antishock
en los niños, no está indicado ni
como medida para el traslado.
• Fracturas abiertas:Tratamiento urgente
local, antibioterapia de amplio
espectro contra Gram +, Gram –, y
anaerobios, toma de cultivo previa.
Colostomía y en ocasiones cistostomía
de derivación. Profilaxis antitetánica.
En casos límite se ha descrito incluso la
hemipelvectomía como último recurso.
viernes, 6 de junio de 2014
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS - II
Figura 12. Radiografía oblicua descendente (outlet). |
TAC y/o ECO: para descartar lesiones
intraabdominales, retroperitoneales y de
órganos o vasos pélvicos. La TAC es muy
útil en los casos de fracturas desplazadas, y
para la visualización de la articulación
coxo-femoral y de la afectación de sacroilíacas
(Fig. 6).
También se ha descrito el valor
de las imágenes bi y tridimensionales con
TAC en casos de fracturas complejas.
Se ha
descrito la utilidad de la TAC helicoidal
dinámica, para la detección rápida de
hemorragias pélvicas que requieran angiografía
y embolización.
Angiografía y embolización: en los casos
en los que no se consiga la estabilización
del paciente, y si se requiere la reposición
de la mitad del volumen total del niño en
una hora.
Se ha descrito su efectividad
entre el 85%y el 100% y su relación con la prevención de mortalidad, dependiendo de
las horas transcurridas hasta el diagnóstico y
de la cantidad de volumen transfundido.
Figura 13. Proyección oblicua alar de cotilo (de Judet). |
Figura 14. Proyección oblicua obturatriz de cotilo (de
Judet).
jueves, 5 de junio de 2014
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS - I
Radiografías simples: la radiografía simple
AP de pelvis es obligada en todo
paciente politraumatizado (Fig. 10), junto
con la radiografía lateral de columna cervical,
y la radiografía AP de tórax.
Figura 10. Estudio radiológico estándar Antero-posterior. |
Con gran
frecuencia pueden pasar desapercibidas
lesiones pélvicas en las radiografías simples
de pelvis (sobre todo de los elementos posteriores),
por lo que se deben hacer además
proyecciones: oblicua ascendente (inlet) (AP
con el rayo inclinado 45º hacia la cabeza del
paciente) (Fig. 11), para ver el anillo interno
y los desplazamientos anteroposteriores
de las fracturas de las ramas, y la oblicua descendente (outlet) (Fig. 12), para visualizar
el anillo externo.
En casos de sospecha de
fracturas acetabulares o de luxaciones de
cadera son útiles las proyecciones oblicuas
alar y obturatriz de Judet (Figs. 13, 14).
Cisto-uretrografía retrógrada: si hay sospecha
de lesión de uretra, y pielografía i.v.
para descartar lesiones renales y hematomas
retroperitoneales.
Figura 11. Radiografía oblicua ascendente (inlet). |
miércoles, 4 de junio de 2014
EXAMEN FÍSICO
La exploración física general debe
seguir las pautas de atención al politraumatizado.
Recordar que ¡hay que prevenir la
hipotermia en el niño, que debe estar completamente
desnudo (calentar el ambiente).
Hay que prestar una atención sistemática
a los siguientes factores:
Contusiones: La localización de contusiones
masivas (hematomas, áreas de inflamación,
abrasiones, etc.) en la región pélvica
debe alertar sobre el mecanismo de producción
y el tipo de lesión que se puede
dar.
Heridas: Hay que valorar de forma cuidadosa
y sistemática el periné y la espalda
(región sacrococcígea) en búsqueda de
heridas que transformen una lesión cerrada
en otra abierta (buscar heridas o desgarros
en vagina, recto). Observar la extensión,
profundidad, suciedad, de las heridas así
como de pérdidas cutáneas.
Hematuria: sangre en meato urinario,
incapacidad para la micción y una próstata
alta, indican rotura de la uretra en el niño.
En las niñas la sangre proveniente de uretra
o vagina sugiere una fractura abierta.
El tacto rectal: puede poner de manifiesto:
sangre en recto, indicativo de desgarros;
un ascenso de la próstata (asociado a roturas
de la uretra); o alteraciones en el tono
del esfinter, indicativas de lesión neurológica.
Pelvis y miembros inferiores: Hay que
prestar una atención cuidadosa a la posibilidad
de acortamientos, posiciones anómalas
y deformidades rotacionales de los
miembros inferiores (lo que indicaría fracturas
inestables o luxaciones). La palpación
cuidadosa de la pelvis puede poner de
manifiesto un dolor localizado, o una movilidad
anormal y crepitación en la hemipelvis.
No se deben realizar maniobras de
apertura y cierre del anillo pelviano en caso
de sospecha de fracturas de pelvis inestables.
También son útiles las maniobras de tracción en el eje de los miembros inferiores
(cada uno por separado) manteniendo la
pelvis fija (con un ayudante), para detectar
las inestabilidades verticales.
Explorar la
movilidad activa: la elevación activa del
miembro inferior con la rodilla estirada es
una prueba bastante sensible para detectar
las fracturas pélvicas.
Un dolor agudo en región inguinal, con
impotencia funcional absoluta y rotación
externa del miembro inferior secundaria a
traumatismo violento sería indicativa de
fractura de cadera, con acortamiento de la
extremidad, cuando la fractura está desplazada.
Se debe observar el relleno capilar,
pulsos, y sensibilidad.
Exploración neurológica: (descartar lesiones
del plexo o raíces lumbosacras, más frecuentes
en fracturas inestables del tipo C y
en las fracturas acetabulares. Descartar lesiones
de nervios periféricos y lesiones intrapélvicas
asociadas.
martes, 3 de junio de 2014
Traumatismos del anillo pelviano - CLÍNICA
La historia clínica puede alertar sobre la
gravedad de las lesiones. Se producen por
lesiones de alta energía, en el contexto del
politraumatismo, con una alta incidencia de
lesiones asociadas locales o a distancia.
Retrasos en el diagnóstico y tratamiento
pueden llevar a muertes innecesarias
El riesgo vital
Que está condicionado por la existencia
de:
I. Hemorragia incoercible: que puede ser
externa (raro) o interna (sangrado profuso
del foco fracturario, de la musculatura ricamente
irrigada, y/o de fuentes arteriales o
venosas). Las fracturas que con mayor frecuencia
se asocian a este tipo de hemorragias
son las fracturas «en libro abierto» (tipo
B1) y las inestables verticales (tipo C).
Hay que descartar otras fuentes de sangrado,
como lesiones abdominales (de vísceras
macizas), retroperitoneales, torácicas,
de órganos o vasos pelvianos, de otras fracturas
de huesos largos, etc.
II. Infección: por fracturas abiertas y
lesiones por aplastamiento, con coexistencia
tejidos necróticos y fracturas complejas
múltiples y con lesiones asociadas.
III. Lesiones asociadas que aumentan las
posibilidades de fracaso multiorgánico.
Existe una correlación entre el grado de
inestabilidad de la fractura y el índice de
severidad de un politraumatismo.
• Hay lesiones asociadas a distancia: el
TCE grave es la causa más frecuente
de muerte en los niños con lesiones
del anillo pélvico. Lesiones visceroabdominales en el 12-30%, que pueden
llegar al 60-76% en las fracturas
inestables (vigilar las roturas diafragmáticas
que pueden pasar desapercibidas).
Ileo paralítico postraumático.
Distensión gástrica aguda, muy frecuente
en el niño (requiere sonda
nasogástrica).y retroperitoneales, traumatismos
torácicos, y otras lesiones
esqueléticas 40%, sobre todo fracturas
diafisarias de fémur.
• Lesiones asociadas locales: lesiones
perineales: uretro-vesicales (5-10% de
varones), genitales (escroto, vesículas
seminales), vaginales y rectales (posibilidad
transformar una fractura cerrada
en abierta). Puede existir hematuria
en 34%-57% sin alteraciones del
tracto urinario.
• Lesiones vásculo-nerviosas: 0,6-10%
lesiones de nervios periféricos y/o
plexo lumbosacro.
Lesiones del nervio ciático en el 34%
de las fracturas–luxaciones de cadera,
en general con recuperación espontánea
en la mayoría de los casos.A veces
pueden pasar desapercibidas dentro
del cuadro del politraumatismo, y más
en situaciones de coma.
lunes, 2 de junio de 2014
Traumatismos del anillo pelviano - CLASIFICACIÓN DE LAS FRACTURAS Part 4
domingo, 1 de junio de 2014
Traumatismos del anillo pelviano - CLASIFICACIÓN DE LAS FRACTURAS Part 3
Tipo C:
Fracturas inestables (rotura completa del
arco posterior con inestabilidad en dos planos:
horizontal y vertical (Fig. 4) con posibilidad
de ascenso/descenso de los fragmentos
> de 1 cm. La rotura de la transversa de L5, y las avulsiones de sacro o isquiáticas,
deben hacer sospechar este tipo de
lesión, incluso en ausencia de desplazamientos
importantes.
• C1: rotura unilateral (Fractura de
Malgaigne).
• C1-1: fractura del ilíaco.
• C1-2: fractura-luxación sacroilíaca.
• C1-3: fractura sacra.
• C2: bilateral.
• C3: con fracturas acetabulares asociadas
(pueden o no asociarse a luxaciones
de cadera) (Figs. 7, 8).
Fracturas acetabulares aisladas.
Actualmente, dada la asociación a
hemorragias incoercibles de las fracturas
«en libro abierto» similar a las fracturas tipo
C, y a que en la clasificación AO las fracturas
de menos numeración son las más simples,
hay autores que preconizan que las
fracturas en libro abierto pasen a ser las B2,
y las de compresión lateral a B1.
En los niños con las fisis abiertas existen
desprendimientos epifisarios postraumáticos
que pueden dar lugar a ciertas formas
específicas:
Figura 6. Imagen de TAC del caso anterior. |
Las lesiones «en cuadrante posterior
» disyunciones transversales a través
del cartílago trirradiado y de la sacroilíaca
ipsilateral. Las lesiones «en cuadrante anterior
» con báscula completa del agujero
obturador (Fig. 9) (desprendimiento epifisario
transversal del cartílago trirradiado y
vertical de la sínfisis del pubis) con prominencia
a nivel de periné. Lesiones en
«hemicuadrante anterosuperior» desprendimiento
de la rama ileopubiana a nivel del
cartílago trirradiado, y rotura a nivel de la
sínfisis del pubis, y lesiones en «hemicuadrante anteroinferior». Ambas pueden bascular
hacia dentro con riesgo de rotura o
compresión vesical.
También puede haber
lesiones simples a través del cartílago trirradiado.
Las fracturas abiertas: se deben considerar
como un grupo aparte, por el gran aumento
de mortalidad que conllevan (> 50%) y
por la necesidad de un tratamiento agresivo:
colostomía de derivación debido al gran
riesgo de contaminación.
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