Las lesiones de mayor morbilidad son las
debidas a fracturas inestables de pelvis con
asimetrías y acortamientos importantes, las
luxaciones de las grandes articulaciones,
fracturas acetabulares y disyunciones sacroilíacas,
las fracturas abiertas con heridas
extensas y lesiones de partes blandas, y las
lesiones por aplastamiento y síndromes
compartimentales.
Siempre hay que evitar
las manipulaciones repetidas o descuidadas
tanto en el traslado como en la reducción
de fracturas inestables y luxaciones porque
pueden aumentar el grado de lesión, el sangrado,
y el riesgo de necrosis avascular de la
cabeza del fémur.
Se debe realizar un diagnóstico
precoz y exacto, tanto de las lesiones
locales como de las lesiones asociadas a distancia, y establecer una pauta de tratamiento
completa y correcta de las mismas,
siguiendo un orden de prioridad adecuado.
Hay que prevenir complicaciones generales
como fracasos multiorgánicos, y complicaciones
tromboembólicas y de embolismos
grasos que son excepcionales en los niños.
El tratamiento se debe realizar con
carácter urgente, tanto la reducción de la
luxación de la cadera (ya que el tiempo
transcurrido hasta la reducción es un factor
pronóstico) como el tratamiento definitivo
de las fracturas de cadera, o la estabilización
de una fractura de pelvis inestable.
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