La parálisis del plexo braquial es, de
todos los traumatismos obstétricos, el más
importante, por su frecuencia y secuelas. Se
produce por tracción sobre las fibras del
plexo cervical con alargamiento (reversible)
o arrancamiento (irreversible) de las mismas,
producidas por maniobras bruscas en
el momento del parto.
La lesión del plexo braquial puede dar
origen a parálisis del brazo asociada o no a
parálisis del antebrazo o de la mano. Se ha
reportado una frecuencia de 0.5 a 1.2 por
1000 recién nacidos vivos y constituye el
6.1 al 9% de los traumatismos obstétricos.
Las maniobras en el momento de la
extracción del niño que pueden producir
lesiones sobre el plexo braquial son en la
presentación cefálica la tracción lateral
sobre la cabeza y el cuello sin liberar el
hombro, y en la presentación podálica la
tracción por maniobra de Mauriceau con
extracción difícil de la cabeza.
Por la disposición anatómica del plexo
braquial se lesionarán más fácilmente las
raíces superiores. Según el nivel de afectación
y el grado de lesión, las parálisis braquiales
se clasifican en:
1. Erb-Duchenne o radicular superior.
Son el 90% de las parálisis y se producen
por lesión de las raíces C5 y
C6 y en ocasiones C7. Siempre están
afectados los músculos deltoides,
bíceps, braquial anterior, supraespinoso
y supinador largo. A veces se
afectan el pectoral mayor, dorsal
ancho, serrato mayor, redondo
mayor e infraespinoso y muy raramente
el tríceps.
2. Dejerine-Klumpke o radicular inferior.
Oscilan entre el 2 y el 3%. Se
produce por una lesión de las raíces
C7, C8 y D1, afectando los nervios
cubital, mediano y radial, que dan
lugar a una parálisis de los músculos
flexores del antebrazo, muñeca y
mano.
3. Total con afección de todo el plexo.
La deformidad de la extremidad superior
afectada se debe a la contractura de los
músculos que han conservado la función
antagonista de los afectados y con el tiempo
a retracciones o relajaciones articulares
con atrofia ósea.
La actitud típica de la extremidad torácica
afectada es con el brazo péndulo, el
hombro en rotación interna, el codo en
extensión, el antebrazo en pronación y los
dedos de la mano flexionados. El reflejo de
Moro se encuentra ausente y puede haber
disminución en la sensibilidad en la parte
externa del brazo. La parálisis es flácida, con
hipotonía y arreflexia. La capacidad de
prensión de la mano está conservada a menos que esté lesionada la porción inferior
del plexo braquial y constituye un
signo de buen pronóstico.
A veces se acompañan de lesiones del
nervio facial o del nervio hipogloso.
La evolución, el tratamiento y las secuelas
de estas lesiones son un tema muy
amplio de tratar y que están más allá del
objetivo de este trabajo.
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