A. Las lesiones cutáneas son a veces
poco severas aunque pueden alcanzar el ojo
(Fig. 1) y permiten realizar un diagnostico rápido en algunos casos. Las marcas de
hematomas y quemaduras reflejan el instrumento
empleado para infligir la lesión:
cuchillos, dientes, un cinturón o látigo, un
tenedor, etc.Áreas lisas y calvas con mechones
por repetidas lesiones son lesiones
características.Marcas por quemaduras pueden
estar presentes hasta en un 20% de
niños con malos tratos, tanto eléctricas
como térmicas (cigarrillos), y a veces ocultas
en áreas cubiertas por ropa.
Las quemaduras
por inmersión en agua caliente se
localizan en zonas en las que el niño no
puede protegerse (glúteos, pies) y no afecta
a las zonas que pueden protegerse mediante
una triple flexión de los miembros inferiores
(región inguinal, hueco poplíteo).
Esta distribución de las zonas escaldadas es
muy típica. Marcas cutáneas en nalgas,
espalda o próximas a los genitales deben
hacernos sospechar de abuso sexual adicional
(Tabla 2).
B. Las lesiones esqueléticas son las más
típicas y frecuentes. Las fracturas fisarias
(FF) (Fig. 2), presentes en la mayoría de los
casos, sugieren el diagnóstico de síndrome
del niño maltratado (SNM).
Tres cuartas partes de los niños con sospecha
de haber sufrido malos tratos, valorados
en el Hospital de Niños Enfermos de
París presentaban al menos una lesión
esquelética; 30 pacientes tenían 102 fracturas
fisarias, lo que supone una media de 2,9
lesiones esqueléticas por niño (intervalo 1-
17).
En la serie de King y cols. se diagnosticaron
429 fracturas en 189 niños (media
2,4). Es interesante reseñar la localización
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