También son raras en los niños aunque
menos que las del extremo proximal. La
mayoría de estos casos presentan fractura
(generalmente epifisiolisis I y II) sin luxación
ya que queda un minúsculo fragmento
epifisario clavicular distal adherido a la
articulación acromioclavicular. Este fragmento
es en ocasiones muy difícil de detectar
por lo que con frecuencia este tipo de
fracturas son confundidas con luxaciones
acromio-claviculares.
En niños pequeños, debe considerarse el
tratamiento conservador dada la gran capacidad
de remodelación en esta zona. Como
en las fracturas proximales, la reducción
conservadora es muy difícil y, dado lo visible
de la prominencia que produce a veces
este tipo de lesión, puede ser necesario en
niños mayores la reducción quirúrgica y
fijación con agujas de Kirschner, guardando
las precauciones mencionadas con respecto
a su posible migración, que pueden retirarse
a las 4 semanas de la fractura. En las fracturas
con poco desplazamiento el tratamiento
será siempre conservador (cabestrillo
o vendaje tipo Velpeau 3-4 semanas).
Durante la consolidación de estas fracturas,
si la reducción no ha sido anatómica,
puede darse la aparición temporal de una
«doble clavícula distal» que con el tiempo se
remodela espontáneamente. Esto se produce
por la osificación del manguito de
periostio que permanece en su lugar al desplazarse
la clavícula proximalmente.
Dentro de las complicaciones de las
fracturas de clavícula, podemos destacar:
• Daño neurovascular. El mecanismo más
habitual es la compresión de los vasos
subclavios, plexo braquial o arteria
carótida por los fragmentos fracturarios
desplazados. Estas compresiones
son agudas y es extraordinario que sea
el callo óseo, habitualmente abundante,
que se forma en estas fracturas el
que produzca el problema. Puede
observarse daño de forma tardía en
relación con un vendaje en «8» excesivamente
ajustado.
• Compresión traqueo-esofágica. Probable
en casos de fractura proximal con desplazamiento
posterior. Cede realizando
reducción -generalmente abiertacon/
sin fijación de los fragmentos
fracturarios.
• No-unión. Son extraordinarias. En
estos casos, es obligado un diagnóstico
diferencial con la pseudoartrosis congénita
de clavícula (Fig. 3), aislada o
en contexto sindrómico (disostosis
cleidocraneal). Para su tratamiento,
sobre todo en niños mayores, basta generalmente con refrescamiento de
los bordes y estabilización con placa
DCP y tornillos, incluso sin aporte de
injerto óseo.
• Callo vicioso. Extraordinario en niños
ya que, como se ha mencionado, a
pesar de que la mayoría de las fracturas
se consolidan viciosamente, la
remodelación conduce generalmente
a la normalización del segmento en
más o menos tiempo, según el grado
de deformidad y la edad del individuo.
• Dolor. También extraordinario y a
largo plazo, y se da sobre todo en fracturas
de extremo distal que quedaron
sin reducir.
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