Fracturas de estrés (Fig. 6)
En estos niños (Tabla 3) el hueso es normal,
pero las fuerzas que se aplican son
repetitivas y anormales. Las fracturas de
estrés, en concreto de la tibia y de la pars
inter-articularis de L-5 se ven con frecuencia
asociadas con entrenamientos mal planteados
y, tanto en deportes como gimnasia
tras entrenamientos extenuantes en individuos
en crecimiento. Otro ejemplo de este
grupo es la complicación de lesiones no
accidentales, en donde una fuerza anormal
es aplicada respectivamente al hueso de un
niño hasta provocar fracturas y lesiones del
cartílago de crecimiento. Esto puede suceder
a menudo y de forma secuencial en el
tiempo y, por lo tanto, no ser resultado de
un episodio traumático aislado.
Figura 6. Fractura de estrés diafisaria del tercer metatarsiano
mostrando la característica reacción perióstica, 6
semanas después de la lesión.
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