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domingo, 9 de noviembre de 2014

Fracturas patológicas - TRATAMIENTO - Part 1

Hay tres fases en el manejo de los niños con fracturas patológicas. Lo primero es reconocer que la fractura es patológica. Lo segundo es diagnosticar la enfermedad de base. La tercera fase es el tratamiento, que debe estar, en primer lugar, dirigido a la curación de la fractura y en segundo lugar, a tratar la patología subyacente y las complicaciones que la fractura pueda haber inducido.
El reconocer que la fractura ha sido patológica, supone al clínico la pericia para detectar que la fractura no guarda proporción con el traumatismo observado. Un ejemplo es que un niño presente una fractura de cuello femoral por una caída casual cuando corría. Una fractura de este tipo requiere a esta edad un traumatismo de alta energía. 
Cuando esto no sucede, puede ser que el traumatismo haya sido inapropiadamente descrito o que el hueso presente una debilidad estructural que lo hace vulnerable ante una fuerza biomecánica normal. Se debe recordar que a la hora de hacer el diagnóstico diferencial debemos tener en cuenta la Osteogénesis Imperfecta, que frecuentemente se confunde con Síndrome del Niño Maltratado y lesiones no accidentales. Ambas condiciones pueden ocurrir en el mismo individuo, pero mientras la clásica fractura de la Osteogénesis Imperfecta es transversa con deformidad angular, el traumatismo no accidental provoca una fractura espiroidea u oblicua corta. Una es el resultado de una fuerza angulante y la otra el resultado de una lesión rotacional. 
Una situación similar sucede en las fracturas de estrés de la tibia en niños que hacen mucho deporte, fácilmente confundida, especialmente en la gammagrafía e incluso en la biopsia si se llegara a practicar, con tumores malignos. En la mayoría de los casos, unas radiografías de buena calidad junto con la gammagrafía y la TAC, establecerán el diagnóstico permitiendo la recomendación del tratamiento adecuado.
Con respecto al tratamiento de estas fracturas debe aceptarse que, excepto en los casos de tumores malignos, la gran mayoría de las fracturas curarán con tratamiento conservador simple, aunque la lesión local puede por sí misma requerir tratamiento inmediato o tardío. Hay evidencias para sugerir que un quiste óseo esencial que presenta una fractura se rellena antes si se inyectan inmediatamente esteroides como tratamiento primario, que si la inyección se realiza de forma diferida meses después

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