Este trabajo de Mann y Rajmaira recoge
1.629 niños menores de 17 años con
1.651 fracturas de las cuales 353 son fisarias
y 1.298 son no fisarias.
La incidencia de fractura fisaria es del
orden del 17,9%, siendo más frecuente en
adolescentes y en el miembro superior. La
incidencia de epifisiodesis es rara: 1%.
El pronóstico depende más de la articulación
que del tipo de lesión según Salter y
Harris.
La tibia proximal es la región más
delicada.
Este trabajo muestra que no todas las
fracturas fisarias pueden ser agrupadas bajo la clasificación de Salter y Harris: un 20%
son inclasificables. La clasificación de Salter
y Harris es imprevisible y, no valora la
lesión de la placa de crecimiento. Las afectaciones
de la placa de crecimiento a nivel
de la rodilla tienen un mal pronóstico.
El pico de máxima frecuencia de las
fracturas fisarias se sitúa alrededor de los 12
años en el niño y de los 11 años en niñas.
El 28% de las fracturas fisarias afectan al
radio y el 30% a los pies y manos.
La fractura Salter tipo I se presenta en el
8,5%, la tipo II 73%, tipo III 6,5%, tipo IV
12%. Solamente pudo identificarse un caso
de tipo V.
El 69% de las fracturas no precisan
reducción alguna y la tasa de complicaciones
es del 0,6%.
Las fracturas fisarias del radio suelen ser
Salter tipo II, y el 73% serán tratadas ortopédicamente.
Las fracturas tipos III y IV de
Salter justifican, en general, una reducción a
cielo abierto.
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