Clínica
El daño neurológico observado en el
síndrome pediátrico de lesión medular sin
anormalidad radiológica es más severo que
cuando se producen asociado a lesión ósea.
Un 58% son lesiones medulares completas
e incompletas graves, y el 42% restante son
incompletas, como el síndrome medular
central (más grave que el encontrado en
adultos), el síndrome de Brown-Sequard
(menos frecuente), el síndrome medular
anterior, y las lesiones incompletas no tipificables.
La severidad de la lesión neurológica
está relacionada con la edad. En niños
menores de 8 años en el 75% de los casos
las lesiones medulares son completas y el
25% incompletas severas(Fig. 8).
En cuanto al nivel de lesión, el SCIWORA
afecta más frecuentemente a la
columna cervical; sin embargo, un número
significativo de pacientes sufre lesiones en
la región torácica y toracolumbar, mientras
que la región lumbar se afecta muy raramente.
En los niños menores de 8 años el
nivel cervical alto se afecta con más frecuencia
y los niños con lesiones a este nivel
tienen también mayor probabilidad de
tener las lesiones neurológicas más severas.
El relativo gran tamaño de la cabeza en
relación con el cuerpo en este grupo de
edad, el poco desarrollo de los músculos del
cuello con poco control de la cabeza, ayudan
a explicar esta observación.
En la
región dorsal, la caja torácica protege la
columna contra las fuerzas de flexión y
extensión, y se necesita una gran violencia
para producir desplazamiento intersegmentario.
La caja torácica proporciona, sin
embargo, poca protección contra distracción
longitudinal severa.
La región torácica baja y lumbar es está
irrigada únicamente por la gran arteria
radicular de Adamkiewicz constituyendo
otra área de gran riesgo de isquemia medular.
Una característica importante, que es
preciso conocer, del síndrome pediátrico de
lesión medular sin anormalidades radiológicas,
es el fenómeno del retraso en el
comienzo de los déficit neurológicos. Entre
el traumatismo y la aparición de las manifestaciones
neurológicas del daño medular
puede haber un período de latencia que
oscila entre 30 minutos y 4 días.
Inicialmente suelen existir síntomas
transitorios, tales como parestesias, hipoestesia,
sensación subjetiva de parálisis,
pudiendo caminar sin dificultad durante
este período de latencia. Cuando el daño
neurológico aparece, progresa rápidamente
hacia lesiones completas y de peor pronóstico.
Este fenómeno se observa en pacientes
en los que no se inmovilizó la columna ver-tebral después del traumatismo inicial. Los
mecanismos del deterioro neurológico
retrasado son especulativos, pues la existencia
de síntomas iniciales transitorios sugiere
que la lesión medular se produce en el
momento del traumatismo y puede ser una
subluxación vertebral que de lugar a una
inestabilidad de la columna vertebral por
rotura parcial o distensión de los ligamentos
vertebrales, haciendo a la columna vertebral
vulnerable a posteriores movimientos
intersegmentarios por traumatismos más
leves; o bien la lesión inicial provoca una
lenta, pero progresiva destrucción medular.
Los niños que sufren traumatismos craneales
y cervicales banales que presentan
síntomas neurológicos transitorios, deben
ser estudiados mediante radiografías dinámicas
y tomografías y deben ser ingresados
para su observación.
Otra característica del SCIWORA es la
posibilidad de recidiva, volviendo a producirse
un cuadro agudo semanas o meses
después del traumatismo inicial. Tras un
cuadro inicial de SCIWORA, el raquis
queda temporalmente debilitado por la
lesión, incluso en los casos en los que el
déficit neurológico es leve o moderado. En
casos de retirada precoz de la inmovilización
(antes del período recomendado de
dos meses) y/o de comienzo prematuro de
actividades deportivas (baloncesto, gimnasia,
etc.) se pueden producir episodios de
SCIWORA recurrente incluso hasta 10
semanas después de la lesión inicial. En
estos niños la gravedad de la lesión neurológica
final es siempre mucho mayor y con
secuelas permanentes.
Con respecto al pronóstico de estos
niños con lesión medular sin anormalidad
radiológica es malo. El tipo de lesión neurológica
inicial sigue siendo el factor más
determinante; el retraso en el comienzo de
los síntomas y la recidiva de la lesión indican
también peor pronóstico.
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