El traumatismo obstétrico y neonatal
puede ser la causa de graves lesiones de la
columna vertebral y medula espinal, que
con frecuencia son causa de muerte en el
recién nacido cuando se producen a nivel
cervical.
Como complicaciones obstétricas se
han descrito luxación occipitoatloidea y
atloaxial, fractura de odontoides y lesión
medular acompañada o no de fractura o
luxación de la columna vertebral, siendo el
nivel de lesión medular más común la
región cervicodorsal y la región dorsal alta.
Una excesiva tracción o movilidad de la
columna en hiperflexión, torsión o hiperextensión durante el parto son la causa del
daño medular y de la columna vertebral.
Un 75% de los casos son secundarias a presentación
de nalgas; en estos casos el mecanismo
de lesión parece ser la tracción longitudinal
y el nivel de lesión medular más
frecuente es la región dorsal alta y unión
cervico-dorsal.
Con frecuencia el daño medular se produce
con pocas o ninguna anomalías radiológicas
visibles.
El diagnóstico de lesión
medular perinatal es difícil y frecuentemente
no sospechado e incorrecto. Debe
pensarse en lesión medular ante un recién
nacido hipotónico con antecedente de
parto distócico, y establecer el diagnóstico
diferencial con enfermedades neuromusculares
primarias, hipotonía secundaria a anoxia
cerebral, mielomeningocele, mielitis
transversa y tumores congénitos.
El pronóstico es determinado por el
nivel y gravedad de la lesión medular. Los
estudios autópsicos revelan que un 10% de
las muertes neonatales son debidas a lesión
medular, encontrándose transección de la
médula, contusiones, infarto nodular, laceraciones,
rotura dural, lesiones de las arterias
vertebrales y hematomas epidurales y subdurales
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