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martes, 20 de enero de 2015

Fracturas diafisarias del antebrazo - II

Casi la mitad de las fracturas diafisarias de antebrazo son en «tallo verde». Ocurren fundamentalmente en niños menores de 8 años y presentan habitualmente una angulación con vértice volar y malrotación del fragmento distal en supinación. 
Por el contrario, las fracturas con angulación dorsal generalmente presentan el fragmento distal en pronación con respecto al proximal. El tratamiento clásico de estas fracturas consiste en, bajo anestesia general, completar la fractura mediante la rotura del cortex íntegro exagerando la deformidad angular e intentando la corrección completa seguidamente. Este método es eficaz pero presenta el peligro potencial de convertir una fractura que tiende a ser estable, en inestable. Otro método que parece ser muy eficaz se basa simplemente en, bajo sedación, reducir la malrotación que presentan estas fracturas realizando una maniobra de pronación en las que presentan malrotación en supinación y viceversa. 
Este método es, aparentemente, tan eficaz como el primero pero con la ventaja de que produce menos dolor y reduce el problema de la desestabilización de la fractura al no romper el cortex intacto. Sea cual sea el método de reducción, el paciente debe llevar un vendaje enyesado braquio-palmar durante 3-4 semanas con el codo flexionado 90º y el antebrazo en prono-supinación neutra. Una vez inmovilizadas, las fracturas en tallo verde tienden a ser estables hasta la consolidación. Las fracturas completas de ambos huesos, como ya se ha mencionado, se dan sobre todo en niños mayores de 8 años y tienden a ser inestables. Su tratamiento varía dependiendo del nivel, tipo y grado de desplazamiento. 
El tratamiento consiste en la reducción secuencial de la malrotación, angulación y traslación de los fragmentos y, aunque no suele ser fácil, se debe intentar conseguir por métodos conservadores en primera instancia. Esto se debe realizar bajo anestesia general y control radiológico. Cuando la fractura se localiza en tercio medio, la tendencia al desplazamiento de los fragmentos es menor que en tercio proximal y, por tanto, la reducción es más fácil de conseguir y mantener.
La inmovilización se debe realizar con yeso braquio-palmar en la posición de máxima estabilidad, que suele ser en prono-supina-ción neutra o en ligera supinación distal y codo flexionado 90º durante 4 semanas, seguida de yeso antebraquiopalmar hasta que tanto radiológica como clínicamente haya signos de consolidación (Fig. 43).

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