Casi la mitad de las fracturas diafisarias
de antebrazo son en «tallo verde». Ocurren
fundamentalmente en niños menores de 8
años y presentan habitualmente una angulación
con vértice volar y malrotación del
fragmento distal en supinación.
Por el contrario,
las fracturas con angulación dorsal
generalmente presentan el fragmento distal
en pronación con respecto al proximal.
El tratamiento clásico de estas fracturas
consiste en, bajo anestesia general, completar
la fractura mediante la rotura del cortex
íntegro exagerando la deformidad angular e
intentando la corrección completa seguidamente.
Este método es eficaz pero presenta
el peligro potencial de convertir una fractura
que tiende a ser estable, en inestable.
Otro método que parece ser muy eficaz se
basa simplemente en, bajo sedación, reducir
la malrotación que presentan estas fracturas
realizando una maniobra de pronación en
las que presentan malrotación en supinación
y viceversa.
Este método es, aparentemente,
tan eficaz como el primero pero con
la ventaja de que produce menos dolor y
reduce el problema de la desestabilización
de la fractura al no romper el cortex intacto.
Sea cual sea el método de reducción, el
paciente debe llevar un vendaje enyesado
braquio-palmar durante 3-4 semanas con el
codo flexionado 90º y el antebrazo en
prono-supinación neutra. Una vez inmovilizadas,
las fracturas en tallo verde tienden a
ser estables hasta la consolidación.
Las fracturas completas de ambos huesos,
como ya se ha mencionado, se dan
sobre todo en niños mayores de 8 años y
tienden a ser inestables. Su tratamiento
varía dependiendo del nivel, tipo y grado
de desplazamiento.
El tratamiento consiste
en la reducción secuencial de la malrotación,
angulación y traslación de los fragmentos
y, aunque no suele ser fácil, se debe
intentar conseguir por métodos conservadores
en primera instancia. Esto se debe
realizar bajo anestesia general y control
radiológico. Cuando la fractura se localiza
en tercio medio, la tendencia al desplazamiento
de los fragmentos es menor que en
tercio proximal y, por tanto, la reducción es
más fácil de conseguir y mantener.
La
inmovilización se debe realizar con yeso
braquio-palmar en la posición de máxima
estabilidad, que suele ser en prono-supina-ción neutra o en ligera supinación distal y
codo flexionado 90º durante 4 semanas,
seguida de yeso antebraquiopalmar hasta
que tanto radiológica como clínicamente
haya signos de consolidación (Fig. 43).
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