Su incidencia es menor del 1% de las
fracturas del codo en los niños. La mayoría
se asocian, junto a otras lesiones, a una luxación
de codo, por lo que ocasionalmente
pueden pasar desapercibidas en las radiografías
iniciales. Si se presentan aisladas,
pueden ser por avulsión o tras una luxación
el codo reducida por el propio paciente
(Fig. 33). Las radiografías en proyección
oblicua pueden ser de utilidad en el diagnóstico.
Estas fracturas se han clasificado en tres
tipos en función del tamaño del fragmento
de la coronoides:
• Tipo I. Avulsión del extremo de la
coronoides
• Tipo II. Fragmento único o conminución
inferior al 50% de la coronoides.
• Tipo III. Fragmento único o conminución
superior al 50% de la coronoides.
El tratamiento está condicionado por el
grado de desplazamiento y la existencia de
inestabilidad del codo. Generalmente los
tipos I y II son tratados mediante inmovilización
enyesada breve y movilización temprana.
Si se asocian a luxación del codo, se
recomienda la inmovilización en 100º de
flexión del codo y supinación del antebrazo.
El tipo III, requiere generalmente tratamiento
quirúrgico.
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