La primera medida ante la sospecha de
un traumatismo cervical en un niño es
inmovilizar la región cervical, evitando
cualquier maniobra de flexión cervical la
cual podría agravar una lesión neurológica.
Un aspecto a tener en cuenta durante el
traslado es mantener los hombros más elevados
que la cabeza, ya que la desproporción
que existe entre el tamaño de la cabeza
y el resto del cuerpo pueden forzar la
región cervical en flexión En caso de necesidad
y a pesar de que existe cierta discrepancia
entre diferentes autores, la intubación
nasotraqueal es preferible a la intubación
orotraqueal, ya que esta última requiere
una mayor movilización cervical.
El tratamiento de los traumatismos cervicales
en el niño debe ser individualizado
y depende de la edad del paciente, de la
severidad de la lesión y del nivel, así como
del grado de compromiso neurológico. La
gran mayoría de los traumatismos cervicales
son tratados ortopédicamente. El tipo de
inmovilización y su duración dependen de
la lesión y de la edad (entre 4 y 8 semanas
suele ser suficiente); hemos de destacar la
buena tolerancia del «halo-jacket» incluso
en niños de corta edad.
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