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martes, 6 de mayo de 2014

Lesión medular traumática - TRATAMIENTO Part 1

Todo paciente con sospecha de lesión traumática de la columna vertebral debe ser inmovilizado inmediatamente y de forma adecuada, hasta que sea descartada lesión ósea o medular. Será girado o levantado suavemente, sin que se produzca inclinación o rotación de la columna vertebral y colocado en decúbito supino. 
Todo ello ayuda a prevenir la lesión medular o el agravamiento de lesiones incompletas. La colocación y el traslado de niños pequeños en camillas estándar puede ser peligroso, pues el gran tamaño de la cabeza en comparación con el resto del cuerpo hace que el cuello sea forzado en flexión. La posición neutral de la cabeza y el cuello se consigue modificando la camilla con un hueco en el occipital para bajar la cabeza o elevando el tórax con un doble colchón (Fig. 6). 
El tratamiento de la fase aguda de la lesión medular traumática en niños comienza con técnicas agresivas de resucitación y medidas de estabilización respiratoria y cardiovascular, previniendo o tratando el estado de shock. Inicialmente es obligatorio el restablecimiento de la presión sanguínea, la monitorización de la función cardiovascular, diuresis y temperatura corporal, colocar sonda vesical y sonda nasográstrica en caso de íleo intestinal. Desde el primer momento se debe proteger cuidadosamente la piel y realizar cambios posturales.
La necesidad de ventilación mecánica es frecuente en niños por la mayor incidencia de lesiones medulares en la región cervical alta. La intubación traqueal debe ser hecha con la cabeza y el cuello en posición neutra, con el menor movimiento y trauma posible, evitando la tracción cervical que puede causar mayor daño medular si la fractura vertebral es inestable. 
Trabajos recientes en adultos demuestran la eficacia de los esteroides (metilprednisolona a dosis altas) en la recuperación de la función neurológica en las lesiones medulares incompletas administrados dentro de las primeras 8 horas. El protocolo utilizado es el NASCIS II: dosis inicial de 30 mg/kg, seguido de 5,4 mg/kg/hr durante 23 horas. En niños no se ha demostrado su eficacia, pero se recomienda su utilización bajo la supervisión del intensivista pediátrico.

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