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viernes, 30 de agosto de 2013

Principios generales del tratamiento de las fracturas infantiles - CARACTERÍSTICAS BIOLÓGICAS Part 1

El periostio en los niños es más grueso. Se despega alrededor de la fractura por el hematoma. Este despegamiento juega un papel primordial en la magnitud de la neoformación ósea perifracturaria. El área de hueso traumatizado necrótico provoca una respuesta inflamatoria intensa. Como el hueso del niño es muy vascular, la reacción inflamatorio (hiperemia) es más rápida e intensa. Clínicamente incluso puede aparecer fiebre de hasta 40°C tras grandes fracturas de los huesos largos. Esta reacción inflamatoria hiperémica también es responsable del estímulo de crecimiento, que puede producir crecimiento excesivo del hueso. Debido a esta respuesta, la primera fase de la consolidación de la fractura es mucho más corta en un niño que en un adulto.
El callo perióstico puentea la fractura mucho antes de que el hematoma subyacente forme una matriz cartilaginosa que después se osificará. El hueso encondral se forma en la profundidad de la fractura, mientras que el hueso membranoso (periostal) la puentea rápidamente en la periferia. 
Por su fortaleza y grosor, el periostio juega un importante papel en la estabilidad de las fracturas del niño. Como parte del mismo queda indemne con frecuencia, puede evitar los grandes desplazamientos fragmentarios y estabilizar la reducción de los mismos. Por otro lado, su gran capacidad osteogénica conduce a una rápida consolidación perióstica y su rica vascularizacion evita la crisis isquémica de los elementos fracturados.
Figura 1. Dismetría de 15 mm. tras fractura femoralderecha.
 La más rápida curación de las fracturas en los niños, por tanto, se debe a la actividad del periostio que contribuye a formar la mayor parte de la neoformación ósea alrededor de la fractura. En este área, los niños tienen una mayor actividad osteoblástica, puesto que el hueso ya está formándose bajo el periostio como parte del crecimiento normal. 
Se trata de una actividad ya en curso que se acelera rápidamente por el proceso inflamatorio y reparador que surge tras la lesión.
El fenómeno del hipercrecimiento tras las fracturas infantiles fue descrito ya por Volkman en 1862 (Fig. 1). Las fracturas pueden estimular el crecimiento longitudinal al aumentar el suministro de sangre a la metáfisis, fisis y epífisis y –al menos en base experimental– por disrupción del periostio que deja temporalmente de ejercer su freno sobre el crecimiento longitudinal de la fisis.

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