El diagnóstico es sencillo habitualmente
y está basado solo en el cuadro clínico que
hemos mencionado ya que radiológicamente
no hay signos específicos que nos
ayuden a sospecharlo.
El tratamiento es también muy sencillo
pero requiere que el profesional esté familiarizado
con este problema y haya realizado
un diagnóstico correcto previo al tratamiento.
La maniobra de reducción consiste
en la extensión del codo a la vez que supinamos
el antebrazo.
Cuando llegamos a la
extensión y supinación completas, con frecuencia
oiremos un «clic» que se siente
todavía mejor si colocamos nuestro pulgar
a nivel de la cabeza radial. En unos minutos
tras la maniobra, y a veces inmediatamente,
el niño comienza espontáneamente a utilizar
el b razo lesionado lo que nos indica
que el problema está resuelto. No se necesita
utilizar vendajes enyesados tras la reducción
pudiendo, como mucho, indicar un
cabestrillo dos o tres días hasta que ceda la
sintomatología, si fuera necesario.
Las complicaciones son raras y entre
ellas está la recidiva del problema sobre
todo si los padres no han puesto especial
cuidado en no sujetar de nuevo al niño de
la mano del lado lesionado.
En este caso el
tratamiento también consiste en la reducción
cerrada y la insistencia a los familiares
de no tirar del brazo del niño. Se han descrito,
sin embargo, casos excepcionales en la
literatura de «codo de niñera» irreductible
que necesitaron de reducción abierta.
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