A partir de los 12 años no se podría ser tan
permisivo ya que la remodelación es poco
predecible. En estos casos, solo hasta un
grado II de Neer y Horowitz, podría ser
considerado aceptable.
De entre los tipos de inmovilización, los
más usados son el cabestrillo o el vendaje
tipo Velpeau durante 3-4 semanas después
de lo cual se deben iniciar movilizaciones
progresivas. Otros tratamientos no-operatorios
son: reposo en cama con brazo en
abducción en fracturas muy inestables, tracción
cutánea durante dos semanas y cabestrillo
-dudosamente eficaz- y yeso tipo
«Estatua de la Libertad», que actualmente
está en completo desuso por sus frecuentes
complicaciones.
Dentro de los tratamientos quirúrgicos
únicamente contemplamos la posibilidad
de reducción cerrada y mantenimiento con
agujas de Kirschner en pacientes con especial
inestabilidad y/o desplazamiento de los
fragmentos fracturarios (Fig. 6).
La reducción abierta de este tipo de
fracturas está indicada, además de en las
fracturas irreductibles, en fracturas abiertas
que requieren desbridamiento / lavados y
en fracturas tipo III y IV de Salter-Harris.
Dentro de las complicaciones que se
pueden destacar podemos incluir el cierre
fisario prematuro que puede conllevar
acortamiento (esta fisis supone aproximadamente
el 80% del crecimiento humeral) y/o deformidad angular –húmero varo
sobre todo- y el posible atrapamiento del
tendón de la porción larga del bíceps. El
húmero varo no suele tener repercusiones
funcionales pero nosotros hemos llegado a
observar un caso de síndrome de compresión
subacromial en una paciente que obligó
a realizar una osteotomía de corrección
(Fig. 7).
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